Ley de Moore: la evolución del cómputo hacia la era de la AI PC
Existe una ley que ha sido una constante en el camino hacia la innovación
En el acelerado mundo de la tecnología, existe una ley que ha sido una constante en el camino hacia la innovación desde su conjetura en 1965. Hablo, por supuesto, de la Ley de Moore. El Dr. Gordon Moore conjeturó que la cantidad de transistores en un circuito integrado se duplicaría alrededor de cada dos años. Esta ley ha sido una muestra innegable de la capacidad como visionario del Dr. Moore y del progreso de nuestra industria. Su impacto abarca al aumento de la potencia de procesamiento de los componentes, su tamaño, su costo y su eficiencia energética, entre muchos otros factores.
Con el tiempo, hemos sido testigos de la materialización de esta visión con dispositivos cada vez más reducidos y poderosos. Cada nueva generación de microchips supera a la anterior en rendimiento y eficiencia, con lo que se impulsa una transformación tecnológica constante.
La evolución de los microprocesadores, ha sido extraordinaria. Desde los primeros días de la informática, hemos pasado de máquinas que ocupaban habitaciones enteras a dispositivos que caben en la palma de nuestra mano. Este increíble avance ha sido impulsado en gran medida por la capacidad de los procesadores para volverse más reducidos, más rápidos, y más eficientes, en línea con la conjetura visionaria del Dr. Moore convertida en ley.
Lo más emocionante es cómo esta evolución nos ha llevado a un punto de inflexión: la convergencia entre la potencia de procesamiento y la inteligencia artificial (IA). Gracias a la Ley de Moore, los procesadores actuales son capaces de realizar cálculos y manejo de datos con una rapidez antes inimaginable. Esto ha allanado el camino para el desarrollo de la inteligencia artificial en las computadoras, un concepto originalmente establecido en 1956 en la Universidad de Dartmouth, con lo que se transforma a nuestras vidas de maneras que nunca habíamos imaginado.
La inteligencia artificial en un futuro podría jugar en contra del ser humano
La propia del circuito integrado monolítico por parte del Dr. Robert Noyce en 1959 empezó a recorrer tímidamente la cortina para facilitar la implementación algunos de los algoritmos desarrollados para la IA. De hecho, la liberación que Intel hizo en 1989 del procesador i860, el primer chip en contener 1M de transistores, y el descubrimiento del Dr. Geoffrey Hinton acerca de la retropropagación, coadyuvaron en alguna medida a salir del segundo invierno de la IA acaecido a mediados de la década de los años 80. Para 2009 la empresa ya había creado el Centro de Excelencia de Inteligencia Artificial para impulsar la investigación en esta disciplina.
En la actualidad estamos en el génesis de la era de la IA en las PC, mejor conocido como AI PC (por sus siglas en inglés), gracias a que se logró desarrollar Unidades de Procesamiento Neuronal (NPU por las siglas en inglés de Neural Processing Unit) de un tamaño lo suficientemente reducido como para integrar esa funcionalidad de IA en los dispositivos de los consumidores, como el procesador de una computadora portátil o de un celular.
Esta NPU es un acelerador especializado que agiliza tareas de inferencia de IA y aprendizaje automático directamente desde la PC en lugar de enviarlas para su procesamiento en la nube. La AI PC representa un cambio fundamental en el funcionamiento de nuestras computadoras, lo que se traduce en una gran mejora para el uso diario de la PC con programas que hoy ya manejan la IA—desde eliminar el fondo de tu cámara, hasta tomar minutas de reuniones y editar un video de forma más sencilla entre muchas otras funcionalidades. Esto está permitiendo a los dispositivos ser más que una herramienta y convertirse ahora en una extensión de los usuarios. De hecho, según Boston Consulting Group, se espera que las PCs con IA representen el 80% del mercado de PC en 2028, impulsadas por las impactantes mejoras de rendimiento que ofrece la IA potenciada por hardware especializado.
A medida que los fabricantes de software recurren a la IA para habilitar funciones cada vez más avanzadas, aumenta la demanda de hardware especializado más potente, como los procesadores y sus funcionalidades de IA. Todo esto se basa en el sólido fundamento provisto por la Ley de Moore, que continúa impulsando la capacidad de procesamiento de nuestros dispositivos hacia nuevos horizontes.
Ahora bien, varias veces durante las últimas cuatro décadas, la reciente en la segunda mitad de la década de 2010, hubo quienes postularon que la industria había llegado a un punto en el que mantener el ritmo de la Ley de Moore ya no era físicamente posible. Eso no podría estar más lejos de la realidad. Durante más de 50 años, los ingenieros han innovado continuamente para integrar cada vez más transistores en chips aún más reducidos y mantener, con cierto grado de constancia, el ritmo de la predicción. Las proyecciones indican que nos dirigimos hacia la incorporación de un billón (escala larga) de transistores en un solo paquete para el año 2030 .
Cuando Gordon Moore expresó: “El futuro de la electrónica integrada es una puerta hacia horizontes infinitos de innovación y avance tecnológico” en 1965, poco podría haber imaginado el impacto monumental que tendría en la sociedad moderna a casi 60 años de haberlo formulado. Desde entonces, desbloqueamos un universo de posibilidades que revolucionaron la forma en que interactuamos con el mundo que nos rodea.
Justin Sullivan
Su ventaja es innegable y su influencia se extiende a todas las esferas de nuestra vida. Desde las computadoras personales que democratizaron el acceso a la información, hasta los anillos que monitorean nuestro sueño, cada avance tecnológico es un testimonio de cómo la Ley de Moore sigue vigente, ha cambiado al mundo y ha enriquecido la vida de cada persona en la Tierra.
Por: A. David Garza Marín, PhD. Asesor consultivo de Intel México
A. David Garza Marín es un profesional del cómputo y las tecnologías de la información con más de 30 años de experiencia en la industria de TI. Es Doctor en Administración de Negocios e Ingeniero en Computación con un Diplomado en Tecnologías de la Información. Ha sido autor de seis libros, así como de diversos artículos orientados al cómputo e informática. En la actualidad se desempeña como Asesor Consultivo en Intel México, y uno de sus lemas es: "La peor tecnología es la que no se entiende"; y su misión es hacer que la tecnología sea un verdadero aliado de la gente para que puedan trascender los límites de lo que se considera posible.
