¿Existe el hombre perfecto o es puro cuento?

Todos, en algún momento, hemos fantaseado con el concepto de “el hombre perfecto”: atractivo, detallista, que escucha, entiende y, encima de todo, tiene sentido del humor y responsabilidad afectiva. Pero, ¿realmente existe ese ser casi mágico o es una invención de las películas y las canciones?

En El Brunch platicamos con Ivana de la Paz, psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas, quien nos ayudó a aterrizar este tema con desde un punto de vista más real y necesario.

De entrada, Ivana nos recordó algo importantísimo: la perfección no existe en las relaciones de pareja. “El hombre ideal” para una persona puede no tener nada que ver con lo que es para otra. Aquí entran en juego factores como tu lenguaje del amor, tus no negociables y la forma en la que conectas emocionalmente con la otra persona. Lo que te satisface a ti podría no ser lo mismo que le funciona a tu mejor amiga, y eso no está mal.

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Lo que realmente buscamos en una pareja

Más allá de la apariencia física, lo que más valoramos hoy en día son aspectos emocionales. Lo que de verdad atrae a otras personas, según Ivana, son las siguientes:

• Empatía: alguien que sepa escuchar sin juzgar.

• Validación emocional: hacerte sentir que lo que sientes importa.

• Vulnerabilidad: una persona que se atreva a mostrar sus emociones sin importar lo que digan los demás.

Durante mucho tiempo se habló del “príncipe azul”, que debía ser fuerte, perfecto y sobretodas las cosas proveedor. Pero en la actualidad, muchas mujeres buscan algo distinto: un hombre con el que puedan compartir proyectos, risas, llantos y hasta la fila del supermercado.

El hombre ideal, no es aquel que cumple con un checklist inalcanzable, sino quien construye una relación desde la autenticidad, la comunicación y el respeto mutuo.

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Entonces… ¿El hombre perfecto existe?

La respuesta es no. Pero sí existe el príncipe azul para ti. Ese que, con sus virtudes y defectos, te hace sentir acompañada, vista y valorada. Y ojo, no es cuestión de magia ni destino, sino de construcción constante, comunicación y autenticidad. Al final, no buscamos un cuento de hadas, sino una historia real donde podamos ser nosotras mismas.

El amor real no tiene que ser perfecto, solo tiene que ser verdadero.