The Rogue Prince of Persia, análisis ¿El nuevo rey de los roguelike en 2D?
Analizamos The Rogue Prince of Persia y te decimos si vale la pena su propuesta como roguelike en cuanto a jugabilidad, historia, gráficos, música y rendimiento
Pocas franquicias en el mundo de los videojuegos han tenido el aguante que ha tenido Prince of Persia. Casi todos sus juegos van de sólidos a buenos y, aunque la franquicia tuvo una pausa de varios años, los últimos dos juegos demuestran porque la serie es tan entrañable.
Tanto The Lost Crown como The Rogue Prince of Persia han regresado a sus raíces en 2D, solo que por caminos muy distintos. The Lost Crown apostó por ser un metroidvania bastante ambicioso, mientras que The Rogue Prince of Persia es un título de mucho menor escala que se enfoca en lo esencial: ser un roguelike divertido. Y en ese ámbito, logra su objetivo fácilmente.
Una trama directa
Persia es invadida por los Hunos, el príncipe intenta eliminar a su líder, pero fracasa y revive en un oasis que está fuera del tiempo gracias a un collar mágico. Cada derrota lo regresa tres días después del inicio de la invasión, lo que le da al juego una justificación narrativa clara para la estructura roguelike que tiene.Mientras avanzas en el juego, aparecen nuevos personajes que se instalan en el oasis, lo que desbloquea mejoras o mueve la trama hacia adelante. El enfoque me recuerda bastante a Hades, aunque en una escala mucho, mucho más pequeña. La historia cumple lo suficiente sin buscar ser el centro de la experiencia.
Gameplay
En donde realmente brilla el juego es en su jugabilidad, que considero que es lo más fuerte del juego. El sistema de movimiento es sencillo, puedes correr, saltar, esquivar incluso en el aire y realizar un breve wallrun, pero la clave está en la libertad que te da el juego para encadenar estas acciones sin límite. Esto te da una sensación de fluidez que encaja perfectamente con lo que se espera de un juego de Prince of Persia. Además, los niveles están plagados de trampas como picos, sierras, hachas y dardos que te exigen un buen uso del movimiento. Cuando lo dominas realmente te sientes todo un acróbata.El combate aprovecha de lleno la experiencia del estudio con Dead Cells. El Príncipe puede desbloquear hasta 23 armas diferentes que van desde espadas y dagas hasta lanzas, mazos y puños, cada una con movimientos propios. Súmale a eso 50 medallones que modifican cosas como tu vida, tu nivel de daño y efectos y habilidades. El juego además te deja ir sumando estos poderes sin problema, lo que hace fácil la creación de builds en cada run. La otra mecánica única del juego se llama “Vayu’s Breath”, que hace que cuando fluyes de un movimiento a otro usando saltos y ataques sin recibir daño te mete es una especie de estado de “flow” que te sube la velocidad y el daño.El resultado es un gameplay ágil, responsivo y entretenido. Eso sí, una vez que ya sabes jugar bien la dificultad decae bastante y el juego se pone muy fácil al punto de que incluso el jefe principal lo pasé a la primera.
En la parte gráfica The Rogue Prince of Persia tiene un estilo un cel-shading muy bien logrado. Los entornos y enemigos tienen contornos marcados y colores planos otorgan un estilo bastante único, pero más que nada le da claridad a todo lo que ves en pantalla: siempre queda claro dónde estás y qué están haciendo los enemigos.Los niveles, que son generados de manera procedural, tienen una identidad definida uno con otro. Conforme progresas se desbloquean nuevas rutas y objetivos que amplían la variedad de entornos, de hecho, la manera de decidir a qué área vas después me recordó ligeramente a Deathloop, pero creo que es algo que no se explotada lo suficiente. La generación procedural a veces también tiene errores tontos, como ponerte teletransportes pegados uno con otro o cuartos vacíos que parecen desperdiciados (¿los hubiera matado poner un cuarto secreto de vez en cuando?).
Soundtrack
Este está compuesto por ASADI, es otro de los puntos fuertes. La mezcla de instrumentación árabe con beats electrónicos logran un sonido fresco y enérgico que te meten al flow del momento y le da carácter al juego. Hasta me he encontrado escuchándolo en mi día a día.
Rendimiento
En Xbox, el juego corre de manera muy estable, creo que en resolución 4K y con un framerate sólido. Solamente hay un área en todo el juego en donde, por alguna razón, el tiempo de carga supera un minuto. También me encontré algunos bugs menores como que el texto de descripción de ítems a veces no aparece, y una vez tuve un freeze que sí me obligó a cerrar el juego, pero no fueron nada frecuente ni grave.
Completar la historia principal te va a tomar entre unas 8 y 10 horas, dependiendo de tu habilidad y de la cantidad de intentos que le des al juego. Obviamente, como buen roguelike, puedes seguir jugando después de los créditos para desbloquear lo que falte e incluso hacer el juego más difícil. Sin embargo, no sentí ningún incentivo para hacerlo.
Conclusión
The Rogue Prince of Persia es una experiencia compacta y sencilla, pero bien armada. Su control de plataformas es excelente, el combate es divertido y la música es memorable. Se siente algo light en contenido: No tiene voces, algunos mapas algo se sienten algo vacíos y la dificultad cae en picada una vez que dominas el gameplay. Pero como roguelike ágil y accesible, cumple.
Calificación: 7.5
Por Carlos Izcoa
Publirrelacionista con especial énfasis en la industria de videojuegos con más de 9 años de experiencia. Ha trabajado con empresas de tecnología mundiales, como HONOR, The Pokémon Company, Twitch, OnePlus, Square Enix, Bandai Namco y Activision Blizzard desarrollando sus estrategias de comunicación y campañas de lanzamiento
Vladimir Arteaga Figueroa
Especialista de tendencias, lifestyle, Inteligencia...Especialista de tendencias, lifestyle, Inteligencia Artificial, tecnología y videojuegos en Radiopolis y Prisa Brand Solutions para México, LATAM y US Hispanics. Colaboro con W Radio y Los 40 Mx. Soy responsable de LATAM / US Hispanics del portal de habla hispana especializado en videojuegos, películas, tecnología y entretenimiento, Meristation.