¡Placer en París!

Club libertino para una noche de placer sexual.

En París mientras muchas parejas cenan a la luz de las velas en los restaurantes, otras entran discretamente en un club libertino para una noche de placer sexual.

El juicio al ex director del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn, acusado de proxenetismo pero que reivindica su condición de libertino, ha atraído la atención hacia este tipo de clubes.

"Hay mucha gente conocida como él, que vienen a éste o a otros clubes", explicó Bernard Crouzas, propietario de Quai 17, uno de las salas de fiesta, situada en el noreste de la capital francesa.

"Recibo gente que veo en la televisión, miembros de la Policía, Magistrados", agrega bajando la voz para evocar a una Edil.

"Todos tenemos una cara oculta sexual", sostuvo.

Contables, ingenieros, empresarios entran uno a uno en el establecimiento discreto, de luces tenues y decorado rojo y violeta.

Nathalie y Antonio o Máxime y Aurelia, quienes prefieren no dar sus apellidos, son algunas de las parejas que frecuentan este club libertino, uno de los cerca de 500 que hay en Francia.

Según Crouzas, cada vez más jóvenes se unen a la clientela tradicional de viejas parejas que quieren ponerle picante a su vida sexual.

"Está de moda", afirmó.

Algunos clientes se visten de gala pero otros llevan cuero y encaje, con ligueros y tacones vertiginosos

La mujer decide.

Casados desde hace 25 años y padres de tres hijos, Nathalie y Antonio tuvieron ganas de "romper la rutina".

"Esto evita la infidelidad, esto no es engañarla. Quiero a mi esposa", afirma Antonio, un empresario de 47 años.

"Aquí se respeta a la gente", comentó.

"Si yo digo no es no, hay noches en las que no pasa nada", confirmó su esposa de 46 años.

Máxime, de 24 años, sentado en el bar con su pareja, Aurelia, de 23, asegura que frecuentan estos clubes desde hace seis meses.

"Sabemos los límites antes de venir, pusimos barreras", dijo.

Según la sexóloga Lauriane Cydzik, "en el libertinaje ninguna mujer cobra por ir a una fiesta o por tener relaciones sexuales, porque es la mujer la que decide".

"Si un hombre quiere tocarla y ella se niega, porque el hombre no la atrae, sólo tiene que hacer una señal con la mano para decir no, y el hombre retrocede", aseguro.

A medida que la noche avanza, el ambiente se hace más sensual.

Máxime y Aurelia bailan en la pista, Nathalie y Antonio se unen a otros clientes para dirigirse a otras habitaciones del club

Hay dos habitaciones en las que las camas están cubiertas de tela y en las que se puede mirar una película pornográfica.

También hay alcobas privadas para las parejas que lo desean.

Artemisa y su pareja, Cyril, permanecen de pie mirando los cuerpos desnudos enlazados en una cama.

"No somos muy participativos, pero es excitante", comentó Artemisa riendo.