La “Madre tigre”
Prohíbe todo salvo triunfar
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El proceso, evidentemente, fue duro, tanto para ella como para las niñas. Chua incluso llegó a acusarlas de haberle robado su juventud al invertir un gran número de horas en llevarlas a sus sesiones de práctica, en tomar notas para ayudarlas a mejorar su técnica musical y en las dificultades logísticas que le supuso conseguir sitios para que continuaran practicando sus instrumentos musicales incluso durante sus viajes a otros países. A su vez, Sofía y Lulu resultaron ser caras opuestas de una misma moneda. Aunque nunca dejaron de sobresalir, sus personalidades son muy distintas, por lo que Sofía optó, desde muy pequeña, por la obediencia.
Tras su publicación, las memorias resultaron altamente polémicas. Un gran número de lectores acusaron a Chua de abusar de sus hijas, mientras que otros (menos en número) la defendieron, se declararon admiradores e incluso trataron de emularla.
Siguiendo la línea que tomó desde su infancia, Sofía optó por elogiarla en su blog. Lulu, por otro lado, se opuso desde pequeña a los deseos de su madre. Durante su infancia esto significó largas horas de peleas, tras las cuales practicaba el violín. Sin embargo, Chua cedió ante Lulu una vez que la adolescencia la llevó a tasajearse el pelo (su madre se había negado a llevarla al salón de belleza) y tras una pelea en voz alta en la Plaza Roja de Moscú.
A diferencia de su hermana, Lulu no tiene un blog en el que le agradezca a su madre el “no haber tenido amigos”, o en el que escriba consejos sobre “cómo estudiar como un cachorro de tigre.” La cancelación de las prácticas de violín no significó, sin embargo, que Lulu dejara de ser una estudiante destacada o que no buscara sobresalir, en su propio estilo, en intereses distintos a los impuestos por su madre.
A los ojos de Amy Chua, esto simplemente demuestra que los métodos estrictos de crianza que caracterizan a las sociedades confucianas rinden frutos, pues generan hijos exitosos. A la fecha, el libro ha sido traducido a 17 idiomas (incluyendo el chino) y ha generado grandes polémicas entre padres, psicólogos, pedagogos y lectores generales.
Sin duda tendencioso, en ocasiones pedante y con ciertas pretensiones académicas -pues la autora cita estudios que demuestran la innegable superioridad asiática frente a los blandengues métodos de crianza de los “norteamericanos”-, Amy Chua ha escrito unas memorias que, según ella, en su momento no fueron más que una forma de hacer catarsis frente a la rebelión adolescente de su hija menor. El hecho es que el libro ha sido un éxito de ventas a nivel internacional y la autora y su método han ganado sus muy norteamericanos 15 minutos de fama.