Hoteles Más Raros

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Hotel Langholmen (Suecia)

¿Alguna vez soñó con estar en prisión? Probablemente no. Pero jugar a ser «prisionero por un día» puede ser una buena anécdota que añadir a su viaje. El hotel Långholmen, ubicado en la isla del mismo nombre en el centro de Estocolmo, permite vivir esta experiencia.Una antigua cárcel cerrada en 1975 que no ha sido derribada para construir el hotel sino solo reformada, es el escenario perfecto para aquel viajero que quiera sentir cómo es vivir «tras las rejas». Eso sí, se trata de prisioneros/viajeros de lujo ya que el hotel ofrece cómodas camas, luminosas habitaciones con todas las facilidades y un restaurante (desayuno incluido) que ofrece lo mejor de la cultura gastronómica sueca. Además, proponen actividades, como la innegable visita al museo «From Crime to Chains» (Del crimen a las cadenas) para sumergirse aún más (si cabe) en la «cultura carcelaria». Las celdas pueden ser individuales, matrimoniales o incluso se puede reservar para ir en familia. El Långholmen es también hostel (albergue) por lo que, los más osados, podrán compartir su «celda». La isla donde se encuentra el hotel, famosa por su entorno verde y natural, tiene también playas: la más cercana está a 100 metros del hotel.

Dog Bark Park Inn (Estados Unidos)

Conducir por una extensa y solitaria carretera, intentando escapar del bullicio de la ciudad y de la rutina, y encontrarse al Beagle más grande del mundo, podría ser parte de un sueño. Y si además resulta que el canino alberga cómodas camas en su interior (incluido su hocico), la historia puede tornarse propia del sueño más descabellado…pero en Estados Unidos, es real. El Dog Bark Park Innes un hotel con forma de perro (Beagle concretamente) situado en Cottonwood, en el centro norte de Idaho.

Se trata de un bed & breakfast (alojamiento que persigue el concepto «familiar» en el que los dueños se vinculan con los huéspedes) a cargo de un matrimonio de «artistas» (como ellos mismos se definen), Dennis y Frances, al frente del «canino» desde 1997.

En el interior del Beagle, se pueden encontrar las amenities de cualquier hotel convencional. Por 92 dólares (69 euros) la noche (que incluyen un suculento desayuno) podrá disfrutar de una estancia en el interior del gran «Sweet Willy» (Dulce Willy, el nombre del Beagle) al que se accede por una escalera lateral. Dentro,hay espacio incluso en su cabeza. Una experiencia diferente muy recomendable para hacer en familia.

De recuerdo, puede llevarse un souvenir (con forma de perro, por supuesto) tallado por los propios dueños del hotel.

Hotel Arlanda-Jumbo Stay (Suecia)

Para los amantes de la aviación y como demostración para los que creen que dormir cómodamente en un avión es imposible, Jumbo Stay ofrece un alojamiento único dentro de un jumbo jetmodelo 747-200 construido en 1996 y que fue operado por una compañía aérea sueca. El avión-hotel se encuentra en el aeropuerto de Estocolmo Arlanda (a 42 kilómetros del centro de la ciudad). Una de las habitaciones “estrella” es la que está en la propia cabina del avión, que es en suite y posee amplias vistas a las pistas del aeropuerto. Se puede dormir en habitaciones privadas o siguiendo el formato «hostel». Además, si conocer el avión de punta a punta (cabina incluida) no le es suficiente, el pasado mes, Jumbo Stay habilitó una plataforma de observación en el ala izquierda del avión. Todo ello con los beneficios de un aeroplano que no sufre turbulencias.

Hotel Kakslauttanen (Finlandia)

Descubrir una aurora boreal en el cielo puede convertirse en un verdadero espectáculo para el viajero, pero hacerlo tendido en la cama desde un iglú de cristal puede resultar aún más gratificante. Esta experiencia es posible en Finlandia, en el hotel Kakslauttanen, en el municipio de Inari (norte de Laponia), concretamente en el área montañosa de Saariselkä, ideal para practicar todo tipo de deportes y actividades como esquí, senderismo o ciclismo de montaña. “La aldea de los iglús” está abierta desde diciembre o enero hasta finales de abril. Los iglús de cristal ofrecen camas de lujo en un acogedor ambiente para contemplar las estrellas y auroras boreales como si se estuviera “a cielo abierto”. También puede alojarse en los iglús de nieve con temperaturas que oscilan entre los -3°C y -6°C. Eso sí, el hotel promete que con sus bolsas de dormir no pasará frío. En invierno puede conocer la gastronomía finlandesa en el restaurante de nieve e incluso, contraer matrimonio en la capilla, también de nieve. Son innumerables las actividades que propone el hotel: safaris con perros Husky, esquí, pesca en hielo o un paseo en el único rompehielos que admite viajeros a bordo. Para lo más valientes, un baño en las aguas heladas. En verano, el hotel continúa funcionando pero el alojamiento es en cabañas.

Das Park Hotel (Alemania)

Se encuentra en la ciudad de Bottrop-Ebel (cerca de la ciudad de Essen) en Renania del Norte-Westfalia, Alemania (aunque hay otro similar en Ottensheim, Austria). Este hotel es una buena prueba de que dormir en un sitio pequeño y en apariencia poco acogedor, no tiene por qué ser una mala experiencia. Se trata, nada menos que de tuberías de desagüe (sí, está leyendo bien) recicladas para dar alojamiento a un viajero que busca desconectarse totalmente del entorno y que viaja en solitario (aunque también se pueden compartir los “tubos”). En un espacio reducido, pero no incómodo, se encontrará con una cama doble, mesa de noche, y bolsa de dormir (aclaran, incluso, para no espantar a los claustrofóbicos, que hay suficiente espacio arriba de la cabeza). Los baños, duchas y el minibar son públicos.

Otra rareza de este hotel no es solo su estructura sino el hecho de que siguen el sistema “pay as you wish” (pague como desee), lo que implica que se puede pagar cuánto el viajero pueda o quiera. Este acceso “gratis” es hasta un máximo de tres noches. Das Park Hotel no volverá a abrir sus “tubos” hasta la primavera de 2013.

Free Spirit Spheres (Canadá)

Podrían compararse con las tradicionales casas en los árboles pero van más allá… Son esferas ancladas en los altos árboles de los bosques tropicales de la isla de Vancouver en Canadá. Eve, Eryn y Melody, tres esferas bautizadas por su creador (Tom Chudleigh), se asemejan a tres ojos gigantes que parecen dominar con la mirada la inmensidad de los bosques de Vancouver. Pero es el huésped el verdadero “gran hermano” ya que las esferas (con excepción de la más pequeña) cuentan con 5 ventanas, incluyendo un tragaluz, para no perderse un solo detalle del entorno selvático. Por dentro, ofrecenlas comodidades de un hotel convencional (con excepción del baño y la ducha que están abajo, aunque no descartan incluirlo en el futuro): cama, un pequeño escritorio, vajilla (aunque también hay restaurantes cerca), energía eléctrica y calefacción. Incluso, cuentan con un potente sistema de altavoces para que pueda llevar su música o película favorita y crear un ambiente acústico perfecto. La esfera más alta (Eryn) está a casi 5 metros del suelo y el diámetro de las esferas es de 3150mm aproximadamente. Se accede a las mismas desde unas escaleras de caracol que bordean los árboles y una vez arriba, un pequeño puente de madera conduce a la entrada de las “free spirit spheres” (esferas de espíritu libre). Eso sí, abstenga su espíritu de ir con toda su familia porque al límite de espacio se suma el de peso. En la web especifican cuál es el máximo permitido para pasar la noche “entre lianas”.

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