Inky, el pulpo que se fugó de un acuario por un agujero de 15 centímetros
Solo dejó como rastro unas manchas de tinta
Inky, es el nombre de un pulpo que vivía en el Acuario Nacional de Nueva Zelanda, ubicado en la ciudad de Napier, se escapó sin que se dieran cuenta sus cuidadores y volvió al mar. Y no precisamente porque la pasara mal en el acuario, donde era uno de los huéspedes más populares, pero no pudo dejar escapar la oportunidad que le brindó una tapa accidentalmente abierta que daba a una tubería de desagüe de 50 metros que iba a parar a las aguas de la Bahía de Hawke, al este de la Isla Norte del país.
Al llegar por la mañana, para sorpresa del personal encontraron vacío el hogar que el cefalópodo compartía con otro miembro de su especie. Cuando hallaron un rastro húmedo en la tubería seca, ataron cabos: durante la noche, el animal trepó por la pared de su tanque hasta la pequeña apertura (15 centímetros de diámetro) y después se arrastró por el conducto que llevaba a la libertad a través del subsuelo del acuario.
Al ser un molusco invertebrado, los pulpos son capaces de adaptar su cuerpo a espacios muy reducidos para lograr sus objetivos. Aunque lo que nadie se esperaba en el centro es una fuga digna de 'Buscando a Nemo' o 'Prison Break'.