El dinero hace a algunos infelices
Estudios lo comprueban
Siempre se ha dicho que los ricos, no son tan felices como deberían ser, es por eso que en el libro 'Dinero feliz', los autores Elizabeth Dunn y Michael Norton teorizan que el dinero pueda dar la felicidad, pero solo si se gasta en experiencias y no en objetos y posesiones materiales. Y que cuanto más se invierta en los demás, más alegría trae.
Pero el problema es que cuando una persona se empieza a hacer rica, suele tomar el camino contrario al que le puede llevar a la felicidad: se alejan de sus familiares y consiguen amigos falsos, es por eso que se dan suicidios o caen en drogas. Y también tiende a gastar menos en los demás, más en sí mismo y a volverse más avara y tirana.
Un experimento llevado a cabo por el psicólogo Paul Piff en la Universidad de Berkeley, estudió la conducta de varias personas mientras jugaban al Monopoly. Cuando un jugador se volvía rico rápidamente, empezaba a utilizar un lenguaje más despectivo hacia los demás. Además, tendían a monopolizar los aperitivos que estaban presentes en la mesa y no dejaban que los demás los disfrutaran. También se les daba la oportunidad de ceder parte del dinero ganado en el juego a una supuesta obra de beneficencia, y los ricos tendían a donar mucho menos que los jugadores que lo estaban pasando mal.
Otros estudios también muestran la felicidad que da el poder ser generoso. En una gigantesca encuesta en la que participaron 200.000 personas el 93% consideró fundamental ser generoso para poder ser feliz. En el mismo trabajo se constató que aquellas personas que se consideraban a sí mismas como generosas eran más felices.
Al parecer, cuando una persona se hace rica tiende a aislarse y a proteger sus posesiones. Así lo demostró la psicóloga Kathleen D. Vohs en un estudio llamado 'Las consecuencias psicológicas de tener dinero'. En este experimento se ve que las personas que han ganado mucho dinero suelen ser muy competitivas y tienden siempre a desconfiar de los demás. Y por si esto fuera poco, cuando llegan a la cumbre, suelen elegir vivir en casas aisladas y evitar el contacto con sus familiares.
¿Quién lo diría no?