¿Cómo el “cuchicuchi” ha salvado tu vida?

Gracias a las relaciones, somos más fuertes que nuestros antepasados

Encender la llama de la pasión es una actividad que nuestra especie goza como pocas.

Para esa difícil faena los protagonistas deben invertir mucha fuerza, agilidad y condición.

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Es por eso que algunos científicos se han preguntado ¿por qué si existen otras formas de reproducción, la mayoría de los seres vivos prefirió el agotador “cuchicuchi”?

(Sí, aunque no lo creas hay células que tienen hijos, o mejor dicho clones, sin un sólo roce con alguna amiga.)

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Investigadores de la Universidad de Stirling (Reino Unido) descubrieron que el zarandeo en pareja podría tener una función más allá del placer: facilitó que tú resistieras las infecciones y lo mismo pasará con las generaciones futuras.

Tal cual. Eso que hicieron tus padres, los papás de tus papás y tus antepasados permitío que ahora estuvieras vivito y coleando.

Los investigadores experimentaron con un animal que puede reproducirse con “cuchiplancheo” y también de forma asexual: la pulga de agua.

Este animalito está en la mira de una bacteria, Pasteuria ramosa, que puede cortarles la fuente de la reproducción, en otras palabras, esterilizarlas.

Las pulgas de agua jugetonas y las que se clonaban fueron sometidas a observación.

Las que tenían diversión en pareja tenían hijos más fuertes a la bacteria, mientras que los clones se enfermaban con más frecuencia.

Al descubrir esto los científicos concluyeron que “la necesidad siempre presente de evitar las enfermedades puede explicar por qué el sexo perdura en el mundo natural a pesar de los costes”.

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