Montaña rusa para suicidarse

Así funcionaría el suicidio más extraño del mundo

En 2010, un doctor en ingeniería lituano llamado Julijonas Urbonas diseñó una montaña rusa para presentársela al College of Art de Londres. El experto, que desarrolló gran amor por los parques de atracciones desde que trabajó en uno, vio en su creación la posibilidad de una muerte alternativa con “elegancia y euforia”. Obviamente nadie ha construido aún una máquina así, salvo algunos modelos a escala.

Sobrecargo canta "Despacito" a pasajeros para animarlos

Así es como funcionaría el suicidio más extraño del mundo. En primer lugar, el pasajero se enfrentaría a una larga y lenta subida de 500 metros. En la parte superior, habría una gran caída, seguida por varias vueltas en 360 grados, lugar donde se produciría la mayoría de las muertes.

Una cárcel donde los reos escapan pero luego regresan por sí mismos

Según Julijonas, con una velocidad de 100 metros por segundo el pasajero perdería la conciencia debido a la hipoxia cerebral (falta de oxígeno en el cerebro) producido por la fuerza G. Pero en caso de que el primero no lo haga, las seis vueltas a continuación se encargarían de terminar el trabajo.

El nombre pensado para esta montaña rusa es Euthanasia Coaster y, en caso de existir, mediría más de tres veces la altura de la montaña rusa más alta del mundo, la Kingda Ka, en Nueva Jersey, cuya construcción tardó 18 meses y más de 25 millones de dólares.

El postre más grande del mundo

A pesar de sólo ser una idea, ésta provocó indignación entre los grupos anti-eutanasia. “La muerte de un ser humano no puede ser nunca tomada a broma y menos con palabras como “humanamente” o “euforia””, dice el doctor Peter Saunders.

La idea no atrajo ningún interés comercial, aunque se ha considerado un buen proyecto para alguna película de terror. El debate entorno a la decisión de morir ya es bastante controversial y para muchos no es correcto convertirlo en un espectáculo, sin embargo, el creador de la Euthanasia Coaster insiste en que, como artista, nunca tuvo la intención de crear una ánimo que aliente o desaliente a la gente al suicidio asistido, simplemente quiso ofrecer “un alimento para el pensamiento”.