Murieron en una borrachera

Una borrachera los llevó a la muerte, causando asfixia y un paro cardiaco.

El pasado 3 de agosto, Francia despertó con lo que parecía un crimen perfecto, dos hombres muertos, una cena a medio comer y ningún signo de violencia. Los cuerpos de las personas que aparecieron muertas eran: Luciet Perot, de 69 años, y Olivier Boudin, de 38.

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Después de que su vecina reportara los cuerpos que sospechosamente se podían ver desde la ventana y que por la manera en la que se encontraban, parecía una simple cruda después de un día de borrachera.

Las autoridades señalaron, después de analizar toda la escena, que efectivamente Perot y Boudin estaban muertos, pero que sus cuerpos no mostraban ningún signo de violencia o de agresión física, ni había señales de que alguien hubiera intentado robarles o entrar a la casa por la fuerza.

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En un principio se llegó a pensar que fue un posible envenenamiento porque los platos que estaban sobre la mesa estaban a medio terminar, y como se trataba de frijoles enlatados supusieron que se trataba de veneno que provenía de la misma lata.

Al final, la muerte de estas personas que tenía asustada a toda Francia, fue resuelto por los forenses que llegaron a la conclusión de que el dueño de casa, que había bebido bastante según los análisis de alcohol en sangre, se había atragantado con un pedazo de costilla que no había podido masticar adecuadamente, debido a que no tenía suficientes dientes.

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La otra persona, su amigo Boudin, que tenía una condición cardiaca congénita, murió de un infarto por el impacto que le causó verlo atragantarse de forma fatal frente a sus ojos, es la conclusión de los médicos.