Un brutal simulador de supervivencia… que no es para cualquiera
Reseña: Conan Exiles
Eres un exiliado y esta es tu aventura. Pero el mismísimo Conan te salva, y te da la oportunidad de comenzar de nuevo tu vida. Olvidado y difamado. Eres un paria criminal. Se te dejó a tu suerte en el desierto, para que el clima o las bestias acaben contigo.
Conan Exiles pertenece a el género “survival” (supervivencia) no sólo tiene que crear objetos, sino mantener el estatus de tu personaje tomando agua y alimentándote. Comienzas entonces, como alguien que lo ha perdido todo. Debes empezar desde cero y crear todo lo que necesitas: ropa, herramientas, armas, un hogar que bien puede convertirse en un tremendo castillo. Puedes llegar a enfermarte de comer carne silvestre, ser herido en combate, ceder ante las inclemencias del clima. La muerte está en todos lados acechando tu más mínimo descuido.
Gráficamente, Conan Exiles es bueno para el tamaño del mundo. El detalle del follaje, los peces en los ríos, los altares de los dioses antiguos; todo tiene pequeños detalles que les dan carácter. Ojalá pudiera decir lo mismo de los demás personajes como caníbales, exiliados y guerreros que pululan en el mundo: Sus diseños (fuera de los chamanes) son algo blandos. El soundtrack es rigurosamente épica y te transportará a esas remotas tierras mientras exploras.
Donde Conan Exiles entra con el usuario en una relación amor/odio es en la jugabilidad: Hay toneladas de menús y acciones que hacer para mantener todo en orden. Y Exiles no te enseña nada. Tienes que ir descubriéndolo por tu cuenta (me tardé una semana en enterarme que podía gastar mis puntos de experiencia en atributos de personaje y no sólo habilidades de creación). Puedes pasar días de juego sin saber cómo hacer algo hasta que te golpea en la cara la idea. Conseguir recursos es siempre una tarea peligrosa y que requiere balance. ¿Quieres hacer un horno para metales y ladrillo? Necesitarás mucha piedra para crearlo. Más de la que puedas cargar.
Por lo que necesitarás una caja para almacenarla… Y dicha caja necesita mucha madera. Más cordeles. Que requieren fibras. Éstas a su vez están en una pequeña isla rodeada de animales salvajes. ¿Ya notaste el problema? La creación de objetos requiere demasiada recolección de recursos, lo que puede volver el inicio de tu aventura algo tedioso. Si logras entender cómo funciona el mundo de Conan y no has perdido la paciencia, el juego te recompensa con un sinfín de artículos por crear y que mejorarán tu personaje. Pero justo esta relación esfuerzo/recompensa es lo que puede alejar a más de uno.
Sí, la interfaz es fea y complicada. Sí, conseguir los recursos es una verdadera monserga. Sí, morirás mil veces y maldecirás a esa última hiena que te mató regresando a casa con un montón de recursos. Pero cuando por fin forjes tu espada de hierro, vistas a tu personaje en una armadura intimidante y hayas colonizado un pequeño terruño a tu antojo; sabrás que ha valido la pena y que ya estás enganchado en el juego. Créeme. A mí me pasó.
Lo mejor:
- Gráficos ambientales detallados
- Mundo abierto y descomunal
- Muchas recompensas si tienes la paciencia
Lo peor:
- La interfaz es demasiado complicada
- El juego por sí mismo no te enseña nada. Tendrás que descubrirlo tú.
- Requiere paciencia. Mucha paciencia.
Jugabilidad: 7
Necesitarás invertir una buena cantidad de horas antes de entender los tejemanejes de Exiles.
Gráficos: 8
Un mundo hermoso lleno de guerreros genéricos
Música: 8
Siempre se siente épica y es especialmente estresante cuando eres atacado.
Calificación: 7.5
Debajo de las toneladas de menús y una curva de aprendizaje extrema, existe un muy entretenido simulador de supervivencia en un mundo épico. Pero necesitarás dedicarle un muy buen rato para encontrarlo.