Empecé a trabajar en un sitio de masajes pero no me dijeron que eran con “final feliz”

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Carmen, una estudiante de preparatoria en Estados Unidos, estaba desesperada por generar un dinero extra, así que se puso a revisar opciones de trabajo cuando encontró un anuncio que decía: “Gana mucho dinero con horarios flexibles siendo masajista”, así que Carmen afirma que todo parecía profesional y limpio, las mujeres vestían un uniforme elegante de color blanco que las hacía parecer enfermeras. Incluso durante la entrevista, aseguró que la encargada y ella compartieron vivencias y gustos en común y que al final le dijo que le gustaba su tranquilidad y energía positiva, que era exactamente el tipo de terapeuta que necesitaban ahí.
El primer día, se presentó para su primer masaje y todas las demás masajistas la recibieron con una sonrisa y su habitación lista y limpia. Su primer cliente era un hombre educado y como cualquier cliente habitual. Hizo su rutina de masaje común y cuando terminó le indicó al cliente que había finalizado, sin embargo antes de que ella pudiera salir para que él se pusiera su ropa, el hombre se volteó con una enorme erección y le dijo a Carmen “termina conmigo por favor” como si fuera lo habitual. Al no querer ser despedida ni armar un escándalo, Carmen terminó la sesión del cliente e inmediatamente fue con su jefa a preguntar qué había pasado. Al final, renunció y buscó trabajo como niñera para seguir financiándose sus estudios.


