Frutas de colores extraordinarios gracias a la edición genética

Uvas color gris, peras color azul y muchas más

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Se trata de la edición genética en frutas y verduras. En un artículo publicado en Trends in Plant Science, Andrew Allan y Richard Espley, describen cómo las nuevas tecnologías de edición genética tienen el potencial de mejorar la forma, el tamaño, el color y los beneficios para la salud de los productos modificados.

Los autores señalan que la edición con CRISPR-Cas9 no se basa en la adición de una nueva secuencia de ADN, como suele ser el caso con otros cultivos genéticamente modificados.

Por el contrario, esta tecnología permite editar los genes existentes, en particular genes del factor de transcripción llamados MYB, que controlan muchos de los rasgos clave de frutas y verduras para el consumidor. Los MYB a menudo regulan los compuestos que generan un factor de sorpresa, como es el color.

Estos compuestos también están asociados con importantes beneficios para la salud, como reducir las enfermedades cardiovasculares o actuar como vitaminas. Al utilizar MYB para aumentar estos compuestos, se pueden hacer productos más atractivos para los consumidores y más beneficiosos para la salud. Esto también funciona para cambios debajo de la superficie. Por ejemplo, las manzanas y las papas tienen carne incolora, lo que muchas veces significa que los nutrientes se concentran en la piel.

Al alterar los MYB para producir mayores cantidades de compuestos en la carne, los científicos pueden crear frutas y verduras donde cada mordisco tenga la misma concentración de vitaminas.

La tecnología también se usa para ajustar el sabor y la textura, y Allan está entusiasmado con lo que este progreso podría significar para el futuro de nuestros supermercados. Incluso sugiere que esto podría marcar el comienzo de una revolución verde, con más opciones de productos para los países desarrollados, mayores rendimientos para los países menos desarrollados y más opciones en crecimiento para la resiliencia climática.

Finalmente, para aquellos que pueden tener reservas, los autores aseguran que las nuevas técnicas de reproducción imitan los cambios producidos naturalmente en el ADN y pueden usarse para avanzar en las prácticas de reproducción y cultivo convencionales.