Reseña: Soul Calibur VI
Una de las series más emblemáticas de las peleas en 3D regresa recargada con Soul Calibur VI.
Pareciera que el género de los juegos de pelea ha tenido una súbita resurrección en esta generación de consolas. Soul Calibur VI se suma a esta nueva ola de franquicias clásicas actualizadas a nuestros tiempos. Mucho del título se siente como una máquina del tiempo atrapada en los 2000’s, pero tiene suficientes cosas frescas para mantener nuestro interés en este competido género en 2018.
El músculo de Soul Calibur
Empecemos con sus lados fuertes: Los gráficos, el sistema de juego y el creador de personajes. En el apartado gráfico, Soul Calibur es una extraña (pero buena) mezcla de viejo y nuevo. Los modelos de los personajes, sus facciones y accesorios; todo se ve extremadamente detallado. No sólo en el aspecto técnico, sino también en su dirección de arte; Soul Calibur es consistente en todos sus rincones. Lo curioso de sus gráficos es su falta de realismo a pesar de sus aciertos tecnológicos. Todos los personajes parecen muñecos de porcelana, como solían verse todos los juegos japoneses de la época del PS2 y Xbox. Pero a diferencia de antaño, estos gráficos están tan llenos de detalles y efectos de luz que logran su cometido de bajar tus barreras y te permiten dejarte llevar por la experiencia. Geralt (invitado especial de The Witcher 3) desentona de los demás por su realismo. Pero el paquete en general es tan agradable a la vista que esto es una pifia sin importancia.
Lo más importante de un juego de pelea, más allá de sus gráficos o historia, es la jugabilidad. Y en este tópico, Soul Calibur VI no decepciona. Tiene el balance perfecto de “fácil de aprender, difícil de dominar” que hace grande a un título de este género. El tutorial te enseña lo básico, que es suficiente para hacerte avanzar en el modo Historia o Arcade. Pero cuando juegas en línea (y recibes una tunda de proporciones épicas) es cuando te das cuenta de lo mucho que te falta por aprender. Y con una nutrida selección de personajes, Soul Calibur tiene mucho que ofrecerte.
Hablando de personajes, el módulo de creación de peleadores es una verdadera delicia. Perdí una buena cantidad de horas viendo cada pequeño detalle de mis “hijos” digitales. Qué armas usarían, que voz tendrían y hasta en qué pose aparecerían en su perfil. Mi hijo reía a carcajadas tratando de crear el ser más alucinante y ridículo posible. Ambos nos divertimos a tutiplén moviendo características y cambiando vestuarios. Y ni hablar de la avalancha de creatividad que este modo ha desatado en internet. Es tan increíblemente divertido que me sorprende que más juegos no lo implementen.
Sus lados flacos
Hay un modo de juego que tanto este título como otro que renació recientemente del mismo Publisher (Tekken) no logra cuajar bien: el modo Historia. Aquí, tienes 2 variantes: una para tu
personaje personalizado y otra donde juegas las historias de los personajes de la serie. Pero ninguna de las 2 es particularmente divertida. La voz del narrador es más aburrida que un documental de 6 horas sobre el estambre. Las 5,000 toneladas de texto trivial que tienes que soplarte para empezar cada pelea son somníferas. En este apartado Injustice, Mortal Kombat y hasta el “primo cercano” Dragon Ball FighterZ (también de Bandai Namco) se lo llevan de calle. Si vas a jugar solo, te recomiendo mejor ir directo al modo arcade. A menos de que disfrutes aburrirte, el modo Historia deja mucho que desear.
Conclusiones
Pero ni siquiera la marejada de aburrimiento que emana del modo Historia es capaz de eclipsar el gigantesco corazón de este título. Soul Calibur es un juego de peleas hecho y derecho. Fácil de aprender (hasta tus amigos que viven de dar botonazos se divertirán), con muchísimas capas de aprendizaje y con un maravilloso creador de personajes; Soul Caibur VI es un serio contendiente para el mejor juego de peleas del año.
Gráficos: 9
Sonido: 8
Jugabilidad: 10
Calificación: 9
Autor: Rolando Vera
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