Las Brujas: las diferencias entre la versión 1990 y 2020

"Las Brujas" al fin se ha estrenado. El remake de la película de 1990 tiene nuevas brujas, nuevo elenco y nuevos elementos en la historia. Pero ¿vale la pena ver la nueva versión de Anne Hathaway respecto a la protagonizada por Anjelica Huston? Te contamos las diferencias y similitudes para que tú mismo lo decidas.

Spoiler Alert! Contaremos algunos detalles especiales así que léelo bajo tu propio riesgo.

La Gran Bruja

Una de las discusiones más sonadas en redes sociales sin duda fue la diferencia de la Gran Bruja de Anjelica Huston y la de Anne Hathaway. Aunque la de la versión de 1990 tiene un aspecto mucho más macabro y menos fantasioso, hay que aclarar que la de 2020 es más fiel al libro en el que se inspiraron para ambas historias. Te compartimos las diferencias:

• Adiós a los ojos morados. La película de 1990 tenía la gran característica de una forma de identificar a las brujas y ese es a través de su mirada casi hipnótica de color morado
• Una enorme nariz. Aunque en la original podíamos ver que la Gran Bruja, en efecto tenía una enorme nariz, la de la actualidad se agranda cuando quiere oler si hay apestosos niños
• El rostro en general. Detrás de la máscara de humana, la Gran Bruja tenía un aspecto terrorífico. Ahora, lo único que se quita es la peluca y de vez en cuando, cuando quiere asustar a los niños su sonrisa se hace más grande, tanto que la han comparado con Venom.
• Su personalidad. Mientras la de Anjelica Huston era una mujer misteriosa y llena de maldad, la de Anne Hathaway tiene una personalidad más extrovertida aunque igual de temerosa.

La amiga de la abuela

Sin duda una de nuestras partes favoritas de la película de 1990 es la historia de la niña que una bruja atrapó en una pintura. La pequeña desapareció y luego su papá la vio en el cuadro y poco a poco fue creciendo. Ahora, esta historia ya no existe, a cambio contaron cómo la mejor amiga de la abuela fue transformada en una gallina por la Gran Bruja

Los niños y los ratones

En esta historia, las brujas todavía hacen una pócima para aniquilar a los niños, convirtiéndolos en ratones. De hecho, el niño protagonista tiene un amigo llamado Bruno que es muy parecido al de 1990. Ambos son convertidos en ratones, pero uno llega a completar la historia. Resulta que el ratón que el niño tiene de mascota en realidad es una niña que alguna vez fue convertida en ratón y ahora busca venganza.

El final

Obvio no te lo vamos a contar pero digamos que no todo termina en la sopa.