Sacerdote adopta a bebé abandonado con Síndrome de Down

Omar Sánchez Portillo, sacerdote de Perú, se convirtió en padre adoptivo

¿Qué tanto amor estás dispuesto a dar por los demás? Un sacerdote en Perú nos dio una gran lección al convertirse en algo que jamás se había imaginado: el padre de un bebé.

Esta es la historia de Omar Sánchez Protillo y su hijo adoptivo, Ismael, un pequeño de apenas unos meses de nacido que fue abandonado por su madre en el hospital y que además, tiene Síndrome de Down.

Según las declaraciones recolectadas en el Diario NY, la madre del bebé, una mujer de aproximadamente 17 años y con problemas de alcoholismo y esquizofrenia, huyó del hospital, abandonando a su recién nacido.

Pero el milagro de una familia llegó a la vida de Ismael, pero una familia muy particular pues fue el sacerdote Omar Sánchez que además de ser padre de la iglesia católica, se convirtió en padre soltero de este pequeñito.

El mejor regalo de cumpleaños

El hospital donde el niño fue abandonado localizó al padre Omar pues su constante altruismo y ayuda a niños abandonados es muy conocido en su localidad. Pero esta vez, en lugar de llevarlo a un albergue, decidió adoptarlo como su hijo.

"(La mamá) Fue al hospital a dar a luz. Aparentemente llevó un mal embarazo dio a luz y lo dejó abandonado. El Ministerio conoce nuestra obra, el perfil de los chicos que recibimos y nos llamó para recibirlo", declaró a algunos medios. 

Pasaron dos meses desde que Ismael nació en el hospital y fue justamente en el cumpleaños número 51 del sacerdote que este tuvo la oportunidad de convertirse en padre.

"Llegó en un día muy especial, en mi cumpleaños como un detalle especial de Dios en mi vida sacerdotal, como fecundidad, como padre espiritual, como ser humano", dijo conmovido el sacerdote.

 El padre Omar, un hombre de gran corazón

Pero esta no es la primera vez que el padre Omar sorprende con sus actos de caridad. Desde hace trece años se ha encargado de la Asociación de las Bienaventuranzas, donde apoyan a niños, ancianos, enfermos y personas de bajos recursos, con alimento y techo para dormir.

En el mismo albergue, el padre Omar trata con personas con capacidades distintas, ya sean intelectuales o físicas, por lo que sabe perfectamente el amor que un niño con Síndrome de Down necesita.