¡Lamentable! La Laguna de Bacalar está perdiendo sus siete colores y esta es la razón
La excesiva actividad humana ha puesto en riesgo el arcoíris que se refleja en estas aguas turquesa
Nada más lamentable que perder un ecosistema por el exceso de actividad humana, y justamente eso está pasando en la Laguna de Bacalar, el paraíso mexicano que se hizo muy popular por su arcoíris turquesa.
Y es que al parecer la maravilla de estas aguas se está perdiendo por la sobreexplotación de los recursos del lugar por parte de las actividades humanas.
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La laguna ubicada al sur del estado de Quintana Roo está perdiendo su estabilidad natural debido al turismo abrazador.
De hecho, uno de los principales factores que están contribuyendo a esta devastación es la contaminación provocada por las actividades turísticas y los desechos de la agricultura.
De acuerdo con Luisa Falcón Álvarez del Instituto de Ecología de la UNAM, “es un tesoro del planeta que no hemos sabido cuidar”.
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Respecto a la pérdida de sus siete colores, los expertos aseguran que la principal causa es la falta de tratamiento en las aguas residuales, pues han provocado que el arrecife bacteriano de la laguna poco a poco muera, lo cual también se traduce a que su arena blanca y los diferentes tonos que tiene el agua estén cambiando de color de manera considerable.
Cabe señalar que este paraíso se hizo popular luego de la llegada del sargazo a las costas del caribe mexicano, como los turistas no podían meterse a esas aguas, encontraron este sitio para vacacionar, convirtiéndose así en el lugar “eco-chic”.
Hoteles improvisados con habitaciones “sustentables” y servicios inadecuados que terminaron por fomentar un turismo sin regulación.
Ante la gravedad que este hecho representa es importante mencionar que este lugar es el cuerpo de agua dulce más grande la península de Yucatán, ya que alberga el arrecife de bacterias más grande del mundo y también más antiguo pues está ahí desde hace más de nueve mil años y. En menos de dos décadas poco a poco ha ido muriendo.
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“El Canal Pirata tenía arrecifes de microbialitos y manglar, ahora es sólo una barra de sedimento; las lanchas que llegan y el movimiento de la gente ha acabado con este sitio al provocar su erosión”, apunta Falcón Álvarez.
En pocas palabras, la Laguna de Bacalar y sus siete colores se pierden porque el ambiente está enfermo. Su arcoíris turquesa de siete tonos volverá cuando el manglar se reestablezca y cuando la vegetación y la ecología bacteriana pueda vivir sin obstáculos.
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“La tarea no es sencilla: tenemos que lograr que las autoridades entiendan que esta región del sur de Quintana Roo es muy hermosa, pero también muy frágil, y que debemos pensar muy bien los modelos de desarrollo tanto agrícolas como turísticos para lograr que estos ecosistemas y reservorios de biodiversidad se mantengan”, finalizó Falcón Álvarez.