El secreto detrás del éxito de China, trabajar con pasión hasta las lágrimas
No es casualidad que muchas empresas asiáticas sean exitosas por tener en sus filas jóvenes por demás comprometidos que hacen la diferencia hasta el final
He tenido la suerte de viajar a China en varias ocasiones, pero particularmente mis últimas visitas han clarificado las razones por las cuales son una de las superpotencias económicas del mundo actual.
El año pasado conocí a un ex periodista chino de mi generación y gracias a él, pude entender los cambios radicales que ha tenido el gigante asiático en los últimos años. En esta última visita tuve oportunidad de conocer a Stella y a otros chinos de menos de 30 años, en el marco de la Conferencia Mundial de Innovación 2024 de CHERY GROUP. “Estelita” es una mujer muy joven que trabaja para Omoda / Jaecoo, una de las subsidiarias del conglomerado Chery, lo que en México conocemos como Chirey Motor México.
El primer acercamiento que tuve con Stella más a nivel personal en esta última visita fue en un viaje a la gran muralla china. Aquí un compatriota llamado Miguel y yo teníamos que tomar un vuelo a Guangzhou (Cantón) desde el aeropuerto de Beijing, para una travesía de 1,300 kilómetros (bastante original por cierto y de la que les hablaré más adelante en otro texto). Por experiencia yo le pedí a Stella que nos acompañara, ya que podría hacer la diferencia al momento del check-in, y vaya que lo fue, ya que hubo un pequeño contratiempo con el equipaje de mi compañero que ni de broma hubiéramos resuelto sin su ayuda por aquello de la barrera del idioma (es complejo encontrar gente que hable inglés o español) que es realmente algo a considerar si es que no cuentas con un buen traductor como el Fluentalk T1 Mini o una línea con VPN en el celular. Aquí lo interesante es que no era su obligación acompañarnos y sin embargo, lo hizo sin chistar para asegurarse de que todo estuviera en orden.
Después de nuestra travesía de 3 días (una para conseguir la licencia -de la que también hablaré en otro texto- y 2 roadtrip), le volvimos a encontrar en Wuhu, ciudad en donde vive y donde se encargó de que literalmente no nos faltara nada. Así pasamos más de una semana con su compañía, aunque hay que resaltar que algunas veces le notamos frustrada ante la impuntualidad de algunos colegas mexicanos o en otros casos apenada por la espontaneidad de nuestra mexicanidad, ya que está por demás decir que donde nos paramos “nos hacemos notar”.
Quiero destacar que esta delgada y pequeña (de estatura, más no de corazón) joven de menos de 25 años literalmente se convirtió en nuestra “madre” varios días, y muchos de nosotros (sus visitas), quizá no notábamos del todo su presencia, hasta el día de nuestra despedida.
El día que partíamos hacia Beijing, una sutil mirada que apenas escondía lágrimas, nos veía a través del cristal del camión. Al notar esto, baje de inmediato a darle ese abrazo que solo los mexicanos sabemos hacer, externándole que para mi había sido una de las mejores anfitrionas chinas que había conocido y que su trabajo había sido extraordinario, tras estas palabras se soltó a llorar. Al notar esto, mis compatriotas, también bajaron de inmediato “en bola”, multiplicando su emoción regalándole un par de porras, fotos, abrazos, selfis y demás, un momentazo digno de fotografía que sin duda quedó tatuado en mi mente.
¿Por qué cuento eso? Si un empleado de uno de los más grandes conglomerados de autos a nivel mundial que ha llegado a más de 15,000,000 de clientes, nos dejó ver ese tipo de pasión por su trabajo siendo tan joven, es porque indudablemente ama lo que hace.
Stella nos mostró que el amor por lo que hace va más allá de lo que nuestros ojos occidentales pueden comprender, y no lo digo solo por ella, sino porque durante este viaje también conocí a otros jóvenes Claudia, Yanni, Chaoyi y Drew, mismos que también me dejaron ver que… trabajan con pasión hasta las lágrimas.