Ella es la influencer que fue internada por sus padres en un psiquiátrico

Lo que comenzó como una historia de éxito digital hoy tiene preocupados a miles de seguidores. Karim Etchegoyen, antes conocida como Karen Etchegoyen, es un nombre que se volvió popular en pleno boom de TikTok, cuando los videos cortos nos sacaban risas en medio del encierro pandémico. Pero ahora, su historia está en el centro de una conversación mucho más profunda: la salud mental en las redes sociales.

De tiktokera viral a figura polémica

En 2020, Etchegoyen era sinónimo de autenticidad en TikTok. Con videos que mezclaban sátira, reflexiones y un humor ácido, conectó con una audiencia que la hizo superar el millón de seguidores. Pero la fama, como suele pasar en el mundo digital, vino acompañada de altibajos.

Desde hace un par de años, su vida pública ha estado marcada por controversias, discusiones con otros creadores de contenido, y más recientemente, por una transición de género que ella misma compartió abiertamente en redes sociales. Hoy, se identifica como Karim, y ha pedido que se le nombre con pronombres masculinos.

Un giro inesperado: pérdida, crisis y hospitalización

En 2024, Karim compartió uno de los momentos más dolorosos de su vida: la pérdida de un embarazo, supuestamente a causa de una agresión sufrida en una tienda. Desde entonces, el deterioro emocional fue evidente. Sus transmisiones en vivo mostraban a un Karim vulnerable, desorientado, incluso lastimado físicamente.

Hace unos días, todo explotó: durante un en vivo, sus padres intervinieron y revelaron que Karim habría agredido a su papá. Con la discusión en tiempo real y miles de personas mirando, se confirmó que fue internado en un hospital psiquiátrico por decisión familiar. Las imágenes de Karim llorando, con la nariz visiblemente lastimada, le rompieron el corazón a más de uno.

¿Qué está pasando con Karim?

Desde hace tiempo, seguidores venían notando comportamientos erráticos y señales de que algo no andaba bien. Lo que al principio fueron transmisiones extrañas, con discursos confusos o silencios largos, se transformó en crisis más evidentes. Aunque algunos fans han mostrado apoyo total, otros expresan preocupación por su salud mental y emocional.

La conversación en redes está dividida: mientras unos defienden el derecho de Karim a vivir su identidad sin ser juzgado, otros cuestionan si el entorno digital ha sido un lugar seguro para alguien que está atravesando tantos cambios internos y externos al mismo tiempo.

¿Y ahora qué?

Lo que sí está claro es que el caso de Karim ha puesto en la mesa temas urgentes: la presión de ser figura pública, la fragilidad emocional que muchas veces se esconde detrás del contenido viral, y la importancia de hablar de salud mental sin tabúes, sobre todo cuando se trata de influencers con audiencias tan jóvenes.

Más allá del chisme o el morbo, lo que está ocurriendo con Karim merece empatía, reflexión y, sobre todo, un llamado a humanizar a quienes están detrás de las pantallas.