Sabor Es Polanco 2025: impresiones que van de una mordida a lo mejor de la alta cocina mexicana y mundial

Si el paraíso tuviera sabor, seguro sería algo muy parecido a lo que vivimos en Sabor Es Polanco 2025. Este evento, que ya se ha convertido en una joya de la gastronomía en Ciudad de México, volvió a conquistar paladares con una propuesta que no solo reunió a los mejores chefs y restaurantes del país, sino que ofreció un recorrido por el mundo a través de sabores, aromas y maridajes de alto nivel.

Desde que cruzabas las puertas del evento, el ambiente te envolvía con música, copas burbujeantes y el aroma de preparaciones gourmet que salían de cocinas móviles repletas de talento. Más de 80 restaurantes, casas vinícolas, mezcalerías, cervecerías artesanales, y marcas de lujo se dieron cita para consentir al público sibarita.

¿Qué se comió?

De todo. Y todo exquisito. Desde tacos de short rib al mezcal, crujientes cuadritos de atún y chocolate, ceviches con espuma de coco, rollitos y jocoque al estilo mediterráneo, hasta risottos trufados y dulces con inspiración prehispánica. La experiencia fue como hacer un viaje por México y el mundo sin salir del Campo Marte. Algunos de los restaurantes más aplaudidos fueron:

• Lorea, con su propuesta minimalista de sabor profundo.
• Rosetta, que presentó un pan de pulque con mantequilla ahumada que arrancó suspiros.
• Animal, que deleitó con su ya famosa barbacoa de res en tortilla de maíz azul.
• Carmela y Sal, de la chef Gabriela Ruiz, con una versión tropicalísima de tarta de plátano macho.

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Los chefs que brillaron

El evento fue un desfile de estrellas de la cocina. Entre ellos, destacaron:

• Jorge Vallejo (Quintonil), quien ofreció un menú degustación exclusivo con ingredientes endémicos.
• Gabriela Ruiz, quien apostó por reinterpretar recetas tabasqueñas con un toque contemporáneo.
• Martha Ortiz sorprendió con su visión poética de la cocina mexicana.
• Además, hubo masterclasses en vivo con chefs emergentes que están revolucionando la escena gastronómica en México.

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¿Y para tomar?

Los amantes del buen beber también encontraron su oasis. Vinos mexicanos de Baja California, Querétaro y Guanajuato fueron los grandes protagonistas, aunque también hubo etiquetas internacionales. Mixólogos reconocidos preparaban cocteles con ingredientes exóticos como maracuyá fermentada, polvo de chapulín y hasta flores comestibles.

Los stands de cervezas artesanales, mezcales premium, pulque embotellado y cafés de especialidad redondeaban la experiencia sensorial. Todo esto acompañado por expertos que explicaban cada nota de sabor, cada origen, cada detalle.

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Un evento que se vive con todos los sentidos

Sabor Es Polanco no es solo un festival de comida, es una celebración de la cultura culinaria. Cada platillo, cada copa y cada conversación nos recordó por qué la gastronomía es una de las expresiones más vibrantes y creativas de nuestra identidad.

Al mismo tiempo, eventos como este nos recuerdan que el gusto es mucho más que un sentido: es una puerta sensorial hacia el alma del mundo. A través de los sabores conocemos culturas, historias, paisajes y memorias. Cada bocado puede ser un viaje, una metáfora viva del lugar de donde proviene.

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Saborear conscientemente nos conecta con el presente, con nuestras emociones y con los saberes ancestrales que habitan en una receta, en una especia, en una textura que despierta recuerdos o provoca nuevas sensaciones.

Cuando nos permitimos experimentar el gusto con apertura, se expande no solo nuestro paladar, sino también nuestra mente y nuestra sensibilidad. Descubrir nuevos sabores nos invita a romper límites, a dialogar con lo diferente y a desarrollar una apreciación más profunda por la diversidad que habita en el mundo y dentro de nosotros. Comer, entonces, se convierte en un acto de exploración, de conexión y de crecimiento.

Música y más...

En Sabor Es Polanco no solo nos deleitamos con comidas y bebidas extraordinarias, también pudimos ser testigos de cómo la música fue la cereza del pastel que lo coronó todo.

Y es que en medio del evento, había un escenario en donde tocaban completamente en vivo al ritmo de los violines. Se percibía una atmósfera tranquila y sofisticada, pero al mismo tiempo las notas musicales te invitaban a sumergirte en las texturas y sabores que ibas experimentando en el paladar.

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Finalmente, entre las cosas más random que pudimos apreciar durante nuestro recorrido, fue que justo enfrente del escenario musical podías ser participe de la tradicional pisada de uva.

Recordemos que la pisada de uva es una técnica ancestral que ha sido utilizada durante siglos para elaborar vino, especialmente en regiones como Portugal, España, Italia y algunas regiones de los Estados Unidos. Aunque actualmente se utilizan máquinas para estrujar las uvas, el pisado a pie sigue siendo una práctica en algunas bodegas, especialmente en las que se busca resaltar la tradición y la conexión con la tierra.

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No obstante con eso, también pudimos ver a un joven tocando una canción completa gracias a los múltiples instrumentos que yacían sobre su cuerpo,

Una guitarra la sostenía con sus manos, la batería por la espalda, la armónica de frente a sus labios...¿cómo le hacía? no lo sabemos a ciencia cierta, pero si nos impresionó que para poder tocar una canción de The Beatles tenía que coordinar absolutamente todo su cuerpo.

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