¿Qué es la ecoansiedad y por qué cada vez más jóvenes la sufren?
No necesitas vivir un huracán para sentirlo: basta con ver las noticias para que te caiga el veinte de que algo no está bien... y ahí empieza todo

Ecoansiedad / Phira Phonruewiangphing
¿Sientes que el mundo se viene abajo cada vez que ves una nota sobre el calentamiento global, los incendios forestales o la crisis del agua? ¿Te abruma pensar que lo que haces por el planeta “no sirve de nada”? Tranquila, no estás exagerando. A eso se le llama ecoansiedad, y sí, es más común de lo que crees.
La ecoansiedad no es un invento de TikTok ni una moda pasajera. Es un fenómeno real que se ha colado en la vida de muchas personas, sobre todo en jóvenes que ven cómo el planeta cambia rápido... y no para bien. Según especialistas de la UNAM, se trata de una preocupación constante y creciente por el futuro ambiental del mundo, que puede llegar a detonar estrés, miedo, pensamientos catastróficos y hasta cambios en la conducta.
“No necesitas vivir un desastre natural como un tsunami para sentir sus efectos. Basta con enterarte de ellos para que tu mente empiece a generar escenarios apocalípticos”, explica Ingrid Vargas, psiquiatra de la UNAM.
¿Cómo se siente tener ecoansiedad?
Imagina leer una noticia sobre la ola de calor, y de pronto ya te cuesta respirar o te pones a pensar que todo va a empeorar. Así le pasa a Viridiana, de 30 años, quien cada que escucha hablar de la contingencia ambiental o la falta de agua, siente que algo se aprieta en el pecho.
“Me frustra que la gente a mi alrededor no se tome en serio el tema. Yo trato de hacer mi parte, pero a veces siento que me estoy volviendo loca con esto”, cuenta.
Y no, no está loca. La ecoansiedad puede manifestarse con síntomas físicos como cambios en la temperatura corporal, palpitaciones, tensión muscular, e incluso pesadillas o ataques de pánico cuando se está expuesto a ciertos lugares o situaciones.
¿Qué está pasando con nuestra salud mental?
Los expertos coinciden en que esta angustia tiene nombre y causa: los llamados estresores ambientales. ¿Ejemplos? El ruido, el caos del transporte, la imposibilidad de caminar por la ciudad, la contaminación, y claro, los grandes temas como el cambio climático o la desertificación de suelos. Todos esos factores hacen que tu mente diga: “algo no anda bien”, y ahí es donde la ansiedad encuentra su lugar.
Según Javier Urbina, especialista en Psicología Ambiental, muchas veces no hablamos de “cambio ambiental global”, que es el término que engloba todo lo que realmente está ocurriendo a nuestro alrededor.
“Hoy en día, los jóvenes son quienes más lo resienten, porque saben que van a vivir más tiempo en este planeta y ven un futuro incierto. Esto puede causar desde ansiedad generalizada hasta depresión o incluso estrés postraumático”, advierte Urbina.
Entonces... ¿cómo bajarle dos rayitas a la ecoansiedad?
Primero: no te sientas culpable por sentirte así. Lo importante es entender qué te detona el malestar y aprender a gestionarlo. Aquí van algunos tips para que no te consuma:
- Medita o practica técnicas de respiración para calmar tu mente.
- Filtra la info que consumes. No necesitas saber todo lo que pasa todo el tiempo.
- En vez de abrumarte, suma pequeñas acciones: usar menos plástico, plantar un árbol, ahorrar agua.
- Si ves que los síntomas persisten, busca ayuda profesional. Tu salud mental también importa.