¿Qué hay detrás de la muerte de Dan Rivera, el guardíán que viajaba con la muñeca Annabelle?

El universo de lo paranormal está de luto. Dan Rivera, reconocido investigador psíquico y guardián de la muñeca Annabelle, falleció el 13 de julio mientras realizaba una gira en Pensilvania, Estados Unidos. La noticia fue confirmada a través de un comunicado en Facebook por la Sociedad de Nueva Inglaterra para la Investigación Psíquica (NESPR), organización que continúa el legado del famoso matrimonio Ed y Lorraine Warren.

“Con profunda tristeza compartimos el repentino fallecimiento de nuestro amigo y compañero, Dan Rivera. Su pasión por educar y compartir sus experiencias tocó a todos los que lo conocían”, escribió el equipo, liderado por Tony Spera, actual director del museo de lo oculto donde descansa la temida muñeca.

¿Quién era Dan Rivera y por qué era tan importante para Annabelle?

Originario de Bridgeport, Connecticut, Dan no solo era un apasionado de lo sobrenatural, sino también un exmilitar del Ejército de Estados Unidos, lo que lo dotaba de una disciplina particular para enfrentarse a fenómenos inexplicables.

Desde joven, vivió experiencias paranormales que marcaron su camino. Con más de 10 años de trayectoria, se convirtió en uno de los rostros más importantes de NESPR, llegando a custodiar objetos embrujados tan peligrosos como Annabelle, pieza central del Occult Museum en Connecticut, que inspiró la saga cinematográfica de El Conjuro.

Además, Rivera participó como consultor en el documental de Netflix “28 Días Paranormales”, que explora la teoría de que ciertos objetos pueden retener energías ligadas a tragedias. También fue parte de “Devils on the Run”, un evento que combinaba historia, misterio y, por supuesto, la exhibición de la muñeca más temida del planeta.

¿Por qué la muerte de Dan Rivera conmociona tanto?

Rivera era mucho más que un custodio: era una pieza clave en la preservación del legado Warren, encargado de explicar al público la historia real detrás de Annabelle, el objeto maldito que, según la leyenda, no puede ser tocado sin consecuencias.

Su partida deja en suspenso quién asumirá la responsabilidad de vigilar el artefacto demoníaco, considerado por muchos como uno de los objetos más peligrosos del mundo.