Autopsia revela la causa de muerte de Ozzy Osbourne

Murió como vivió: con el corazón latiendo al ritmo del heavy metal

Funeral de Ozzy Osbourne / Ilya S. Savenok

Ozzy Osbourne ya no camina entre nosotros. Pero su legado sigue haciendo ruido. El pasado 22 de julio, el mundo del rock perdió a uno de sus titanes y, aunque la noticia de su partida había conmovido a millones, no fue sino hasta ahora que se reveló de qué murió el legendario vocalista de Black Sabbath.

La respuesta la dio esta semana el New York Times, que tuvo acceso al acta de defunción del autoproclamado "Príncipe de las Tinieblas". Según el informe oficial, Ozzy falleció de un infarto de miocardio, una condición relacionada con enfermedades cardíacas y agravada por el Parkinson que le fue diagnosticado en 2019.

Pero no fue solo eso. La autopsia también confirmó que el artista padecía enfermedad de la arteria coronaria y disfunción autonómica, una combinación silenciosa que, con el paso del tiempo, fue debilitando su cuerpo. Su corazón (el mismo que había resistido décadas de excesos, giras y caos) simplemente ya no aguantó más.

El adiós que se venía venir

Aunque su familia no había querido dar detalles sobre las causas al momento de su muerte, muchos fans ya lo presentían. Y es que Ozzy, de 76 años, llevaba años luchando contra varios problemas de salud: desde una cirugía en la columna vertebral hasta dificultades para caminar. Él mismo lo confesó sobre el escenario, con esa mezcla de franqueza y rudeza que siempre lo caracterizó: “He estado en cama durante seis años”, dijo ante miles de seguidores, apenas el pasado 5 de julio, durante su último concierto.

Ese evento, llamado “Back to the Beginning”, fue más que una presentación: fue una despedida camuflada. El show tuvo lugar en Birmingham, su ciudad natal, y fue un homenaje a los días donde el heavy metal comenzaba a tomar forma. En el escenario lo acompañaron viejos cómplices musicales, y el público también lloraba entre líneas.

Su esposa, Sharon Osbourne, ya había dejado entrever que ese podría ser el último show del músico. Y aunque muchos se negaban a creerlo, el final llegó tan solo unas semanas después.

El rock nunca muere… pero a veces se duerme

El nombre de Ozzy Osbourne ya está inscrito en la historia del rock, no solo como vocalista de Black Sabbath, sino como símbolo de una época donde la música era un grito de guerra, una catarsis eléctrica y un acto de rebeldía.

Su historia fue una montaña rusa: excesos, redención, reality shows, batallas de salud y resurrecciones musicales. Y, sin embargo, hasta el último día, mantuvo encendida la chispa que lo convirtió en leyenda.

Hoy, con la causa de su muerte ya confirmada, el duelo se hace más real, más tangible. Pero también nos queda la certeza de que su voz seguirá sonando en discos, playlists, vinilos y memorias por generaciones.

Porque si algo nos enseñó Ozzy, es que el rock puede detenerse… pero jamás se calla.

Viviana Hernández Bran

Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...