Dakota Johnson sobre Antonio Banderas: “Mi padrastro quiso a mi madre y a mí con tanta fuerza que cambió nuestras vidas para siempre”

En el cine, hay personajes que irrumpen en pantalla para cambiar la trama. En la vida real, a veces ocurre lo mismo. Para Dakota Johnson, aquel giro inesperado tuvo nombre y acento andaluz: Antonio Banderas. No llegó como protagonista en una película, sino como padrastro, aunque pronto se convirtió en algo más profundo: una figura luminosa que llenó la casa de energía, carcajadas y un afecto ruidoso que, según la actriz, “cambió nuestras vidas para siempre”.

El actor malagueño acaba de cumplir 65 años y lo celebra con la misma curiosidad que tenía a los veinte, sumando décadas de carrera y una vida personal tejida de amistades, viajes, amores y despedidas. Entre sus capítulos más queridos, está el que escribió junto a Melanie Griffith, con quien se casó en 1996 y compartió casi dos décadas antes de separarse en 2015.

Lejos de los guiones previsibles, la ruptura no borró los vínculos. Antonio siguió presente en la vida de Dakota y de su hermano Alexander Bauer. “Es vibrante, divertido, generoso... Quiso a mi madre, a mí y a mis hermanos con tanta fuerza y tanto ruido que nos transformó”, contó la actriz durante la presentación de Dolor y gloria en 2019. No era solo cariño; era una manera de abrirles la puerta a un mundo nuevo: España, sus amigos, el baile flamenco, el jamón ibérico y ese sentido de familia que traspasa fronteras.

Hoy, mientras Dakota sigue conquistando la gran pantalla, otra protagonista de esta historia acapara titulares: Stella del Carmen, la hija en común de Banderas y Griffith. Nacida en 1996, será quien, el próximo octubre, vuelva a sentar a todos en una misma mesa para celebrar su boda con Alex Gruszynski, su pareja de toda la vida. Antonio, según cuentan los cercanos, está encantado de volver a reunir a “su familia” en un día que promete tantas sonrisas como brindis.

En un mundo donde las historias familiares suelen reducirse a nombres y fechas, la de Dakota y Antonio se sigue contando con la naturalidad de quienes no se despiden del todo. Porque hay lazos que no se cortan: simplemente aprenden a vivir en escenarios distintos.