Las películas de Studio Ghibli regresan al cine en estas fechas

Una travesía animada entre la nostalgia, la magia y lo profundamente humano: los clásicos del Studio Ghibli regresan a la pantalla grande

Películas de Studio Ghibli / instagram

Hay películas que uno no solo ve, sino que vive. Historias que no envejecen, aunque pasen veinte años. Y justo cuando pensábamos que lo habíamos soñado, el Studio Ghibli nos vuelve a invitar al cine como si fuéramos niños otra vez.

A partir del 7 de agosto, varios cines del país abrirán sus puertas a un ciclo Ghibli que más que una cartelera parece un hechizo: once películas icónicas y otras menos conocidas, pero igual de encantadoras, volverán a proyectarse como parte de una celebración del legado del director japonés Hayao Miyazaki y su estudio.

El viaje de Chihiro, esa epopeya espiritual donde una niña cruza al otro lado del espejo (bueno, de un túnel) y se enfrenta a dioses, brujas y al olvido, será la primera en regresar. Ganadora del Oscar a Mejor Película Animada y considerada por muchos la mejor obra del estudio, abrirá el ciclo con la fuerza de un tren sin paradas rumbo al mundo de los espíritus.

Pero Ghibli no es solo Chihiro. También es Kiki, la joven bruja con dudas existenciales que reparte pan en escoba voladora. Es Ashitaka, atrapado en un conflicto ancestral entre la humanidad y los bosques vivos de La princesa Mononoke. Es El Porco Rosso, piloto de hidroaviones con cara de cerdo y corazón de romántico. Todos ellos y muchos más volverán a vivir en pantalla grande.

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Películas del Studio Ghibli que verás de nuevo (o por primera vez)

Lo bello del ciclo es que no se limita a los hits. Habrá espacio para joyas más sutiles como Mis vecinos los Yamada, una comedia costumbrista animada en acuarelas digitales sobre la cotidianidad de una familia japonesa, o Recuerdos del ayer, una historia introspectiva sobre la memoria y los caminos que no tomamos. Y sí: también veremos a los adorables tanukis (mapaches) de La guerra de los mapaches, luchando por su hogar en medio del crecimiento urbano.

Por si fuera poco, se incluye El cuento de la Princesa Kaguya, quizá la película más poética del estudio, con una animación que parece deslizarse como tinta sobre papel de arroz. Una rareza absoluta que recuerda que Ghibli no solo es fantasía: también es arte, sensibilidad y melancolía.

Ghibli: un cine que susurra, no grita

Mientras muchos estudios animados apuestan por el frenesí y los chistes fáciles, Ghibli prefiere los silencios, las caminatas largas, los cielos inmensos y los personajes que dudan. En sus películas, un simple plato de arroz puede ser tan trascendental como una batalla épica.

Este regreso no solo es una oportunidad para ver cine animado en pantalla grande. Es una experiencia cinematográfica que nos recuerda que, a veces, la animación también es una forma de pensar, de cuidar, de ver el mundo.

Y quizás eso explique por qué las películas del Studio Ghibli nos siguen conmoviendo. Porque no están diseñadas para vender juguetes, sino para contarnos verdades suaves envueltas en polvo de estrellas.

Fechas para marcar en tu calendario

El 7 de agosto, El viaje de Chihiro inaugura el ciclo. Luego, el 28 de agosto, aterrizan El cuento de la Princesa Kaguya, La colina de las amapolas, La guerra de los mapaches y Recuerdos del ayer. El 16 de octubre llega La Princesa Mononoke, el 6 de noviembre podrás disfrutar de “Se levanta el viento” y el 4 de diciembre cierra el ciclo con Kiki: Entregas a domicilio.

Cada película se exhibirá como parte de un calendario dividido en etapas. El objetivo: permitir que el público explore con calma las distintas facetas del estudio, desde sus epopeyas ecológicas hasta sus historias íntimas y cotidianas.

¿Por qué volver al cine por Ghibli?

Porque el cine de animación japonesa no es solo para niños. Porque Hayao Miyazaki y su equipo han construido un universo que trasciende generaciones, idiomas y pantallas. Porque estas historias no caducan. Porque no todo en la vida debe ser práctico: también hay que sentarse a mirar cómo se mece el pasto, cómo suspira un espíritu del bosque o cómo un gato parlante te invita a su reino.

En un mundo que corre demasiado rápido, volver a ver Ghibli en el cine es una forma de desacelerar, de reconectar con nuestra imaginación y, por qué no, con lo más tierno y esencial de nosotros mismos.

Viviana Hernández Bran

Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...