Tiburones: tan espectaculares como incomprendidos. Dónde ver la exhibición, precios y fechas

El rugido del mar siempre ha estado acompañado por una sombra que despierta temor y fascinación: el tiburón. Cine, literatura y hasta los cuentos de marineros los han colocado como villanos implacables, cuando en realidad son guardianes esenciales de los ecosistemas marinos desde hace 450 millones de años. Hoy, gracias a la iniciativa de Fundación Coppel, el Museo Yancuic y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, esa historia se puede explorar en la exposición Tiburones: tan espectaculares como incomprendidos.

Desde el principio, lo que más te sorprende de esta muestra es que desmonta los prejuicios, y es que entiendes que los tiburones no son monstruos comehombres, sino criaturas fascinantes que han sobrevivido millones de años y que cumplen funciones ecológicas insustituibles.

Miriam Gastélum, gerente de espacios públicos y cultura en Fundación Coppel, quien encabezó la llegada de esta muestra a México, cuenta: “Queremos que las personas luego de ver la exposición, transmuten el miedo que le pudieran tener a los tiburones por respeto. Eso es un pequeño triunfo. Si logramos que la siguiente generación vea al tiburón como un aliado del mar y no como una amenaza, ya habremos sembrado algo enorme”, reflexiona Miriam.

De Hollywood a Cabo Pulmo: una mala fama que cuesta vidas

La muestra se construye en cuatro módulos, Evolución, Diversidad, Características y Conservación, que combinan fósiles, piezas interactivas, proyecciones inmersivas y datos duros. Pero detrás de todo late un mismo propósito: romper el estigma.

Desde que la película Jaws se estrenó en los años 70, el tiburón se volvió el gran villano cultural. El cine, la televisión y la cultura pop moldearon un miedo que hoy sigue presente. “El problema es que lo que no conocemos, no lo cuidamos”, dice Miriam. Y los números son claros: los ataques a humanos son mínimos comparados con los millones de tiburones sacrificados cada año.

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En contraste, lugares como Cabo Pulmo, en Baja California, demuestran que la historia puede escribirse de otro modo. Allí, tras décadas sin tiburones, la comunidad decidió protegerlos y recuperar el ecosistema. Hoy es un destino de ecoturismo ejemplar y un laboratorio vivo de lo que significa convivir con la vida marina.

Una experiencia para cambiar la mirada

La exposición juega con nuestras percepciones: un mismo video de un tiburón proyectado con música de terror o con música clásica provoca sensaciones radicalmente distintas. Es un ejercicio simple pero revelador: todo depende del lente con que se mire.

Entre juegos interactivos, datos fascinantes, como la existencia de más de 500 especies de tiburones en el mundo, 100 de ellas en México, y fotografías de Octavio Aburto y Hussain Aga Khan, la experiencia busca reconciliarnos con criaturas que son, en realidad, indicadores de vida. “Cuando hay tiburones, hay equilibrio en el mar. Son especies paraguas, sostienen la salud del océano”, recuerda Miriam.

Del megalodón al tiburón martillo: un viaje en el tiempo

Una de las joyas de la exposición es el megalodón, un tiburón extinto que alcanzaba hasta 18 metros de longitud y cuya sola mandíbula podía devorar una orca entera. “Cuando la gente se para frente a la réplica de los dientes del megalodón, la primera reacción es de asombro absoluto. Pero lo interesante es entender que ese coloso desapareció, mientras que los tiburones actuales, mucho más pequeños, siguen cumpliendo un rol vital”, explica Miriam.

Junto a esta pieza, los visitantes descubren especies tan singulares como el tiburón martillo, cuyo peculiar perfil lo hace un cazador sofisticado; o el tiburón ballena, el pez más grande del mundo, que se alimenta de plancton con la delicadeza de un gigante gentil.

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La incómoda verdad de las aletas

Pero la exposición no solo está hecha para sorprender; también incomoda, y esa es parte de su fuerza. Un apartado aborda de frente la brutal práctica del “finning”, la pesca de tiburones solo para cortarles las aletas y arrojarlos de nuevo al mar, condenados a morir lentamente.

Desde mi perspectiva como periodista ambiental, hacer evidente este tema doloroso es necesario, ya que cada año mueren decenas de millones de tiburones por esta práctica, y lo más grave es que se hace para satisfacer una demanda gastronómica que no siempre tiene sustento cultural. Mostrar esto en el museo es poner un espejo de lo que está en juego.

El impacto humano en los tiburones

Los tiburones existen desde antes que los árboles poblaran la Tierra. Han resistido cinco grandes extinciones masivas. Sin embargo, en el siglo XXI, el verdadero depredador al que se enfrentan somos nosotros. La sobrepesca, el comercio ilegal de aletas, la contaminación plástica, el cambio climático y la destrucción de arrecifes han reducido sus poblaciones a niveles críticos.

Cada tiburón que desaparece rompe un eslabón de la cadena marina. Sin ellos, los océanos pierden equilibrio: se disparan las poblaciones de peces medianos, colapsan ecosistemas y se afecta la pesca de la que dependen millones de personas.

Y de nuevo, esa es la paradoja: tenemos miedo de los tiburones, cuando en realidad son ellos quienes deberían temernos a nosotros. Si seguimos así, en unas décadas el océano será un lugar más pobre, menos diverso y más vulnerable.

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Tiburones, una causa que nos toca a todos

La exposición no es solo un recorrido museístico, es una invitación urgente a cambiar nuestra mirada. A dejar de ver a los tiburones como una amenaza y reconocerlos como lo que son: los arquitectos invisibles del mar.

Porque tal vez el mayor mensaje que dejan estas criaturas, silenciosas y enigmáticas, es que su supervivencia está directamente ligada a la nuestra. Protegerlos no es un acto de compasión, sino de inteligencia colectiva.

El recorrido cierra con un espejo incómodo: la conservación. Porque hablar de tiburones es, en el fondo, hablar de nosotros. Nuestra forma de pescar, consumir y habitar el planeta define no solo su destino, sino también el nuestro.

“Entender que somos parte de algo mayor engrandece el corazón”, reflexiona Miriam. Y quizá ese sea el mensaje más potente de la exposición: cuidar a los tiburones no es un acto altruista, es una manera de luchar contra nuestra propia decadencia.

Dónde ver la exposición, precios, fechas

Podrás ver esta muestra hasta el 12 de octubre de 2025. La entrada es libre de miércoles a domingo, en un horario de 10:00 am. a 17:00 pm.

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