Así fue la presentación histórica de Karol G en El Vaticano
Cuando la música urbana pisa los adoquines de la fe

Su nombre retumbaba mucho antes de que el micrófono se iluminara. La Plaza de San Pedro, con su majestuosa piedra y columnas que la historia respira, acogió una noche distinta. El solemne Vaticano, sí, ese centro espiritual, sede de ceremonialidad antigua, se convirtió en escenario de una velada que rompió esquemas. Grace for the World no fue simplemente un concierto: fue uno de esos momentos en los que lo secular y lo sacro se dan la mano.
Karol G fue la sorpresa anunciada, la voz que aterrizó en ese espacio con una presencia tan potente que bordea lo simbólico. Fue la primera artista colombiana que canta ahí, junto al tenor Andrea Bocelli. Lo hizo con emoción abierta, interpretando “Mientras me curo del cora” y, más tarde, volviendo al escenario para cantar “Vivo por ella” junto al maestro italiano. Gritos, ovaciones, el abrazo musical entre culturas y generaciones.
Cuando la moda habla sin palabras
No bastaba con la música. El estilo tenía que entrar, también. Karol optó por un vestido que no se ve todos los días: negro, largo, con mangas que lo cubrían casi por completo, escote cerrado, adornos de cristales, una estructura que combina con la quietud arquitectónica de la Basílica y al mismo tiempo le da brillo propio. Diseño de Robert Wun, marca londinense con raíces en Hong Kong, que ha ido labrando fama por su estética dramática y prendas que parecen esculturas.
Para acompañar, joyería de Messika que brillaba justo, maquillaje en tonos perla para crear una luz suave sobre sus ojos, y un peinado recogido alto, con ondas sueltas: mezcla de pulido y desenfado. Porque la ocasión pedía respeto, pero también personalidad.
Fraternidad, música y nuevo capítulo
Ese concierto, que cerraba el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana y formó parte del Jubileo 2025 en el Vaticano, reunió voces grandes: Bocelli, Pharrell Williams, John Legend, Jennifer Hudson, entre otros. Karol G, con su energía urbana, aportó un puente: unir el reggaetón con himno, la juventud con la solemnidad.
Ella misma definió la noche como “el momento más sublime de mi carrera”: no lo dijo desde lo grandilocuente, sino con la emoción de quien siente que un escenario la supera, la retiene, la honra.
Detalles que arman el rompecabezas
- El vestido de alta costura formaba parte de la colección Primavera-Verano 2024 de Robert Wun, una casa joven pero con ambición de crear piezas inolvidables.
- “Grace for the World” fue transmitido globalmente, con producción escénica que fusionaba instalaciones visuales, música clásica, urbana, coral y mensajes de paz.
- La reacción fue inmediata: redes sociales, prensa, fanáticos comentando no solo la voz de Karol G, sino su presencia, su porte, su forma de habitar lo inesperado.
Reflexiones al cierre de la noche
¿Puede la música cambiar la imagen de un lugar que siempre se vio inaccesible a ciertos géneros? Esa pregunta está puesta. Karol G la respondió pisando el centro de la cristiandad con flow urbano, con respeto, con elegancia.
También queda claro que la moda no es adorno: es lenguaje. Que quien sabe presentarse en un momento sagrado sabe también mostrar quién es, de dónde viene y hacia dónde va.
Y, sobre todo, se reafirma algo urgente: los escenarios grandes ya no tienen por qué pertenecer a un solo tipo de narrativa. Todas podemos, de distintos orígenes, dejar huella, incluso en los lugares más imponentes.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


