Luciérnagas en México: entre la magia de su luz y la sombra del turismo, ¿desaparecerán?
¿Estamos agotando su brillo con el turismo mal regulado y el cambio climático? Esta es una mirada profunda al estado de las luciérnagas en nuestro país
luciérnagas protección / Trevor Williams
Hace unas semanas, caminé entre decenas de personas al caer la noche en un bosque cerca de Puebla con la ilusión de ver luciérnagas. Pero lo que esperaba de cielo estrellado se sintió más como una sala llena: gente por todos lados, luces humanas compitiendo con las naturales, pisadas que crujían allí donde ellas solían reposar. Vi pocas luciérnagas, o tal vez muchas pero sin brillo, o tantas que ya no sabían cómo brillar. Esa fue la chispa que me llevó a hablar con la investigadora posdoctoral en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, Tania Guadalupe López Palafox, para entender qué está ocurriendo con estos organismos que desde siempre a muchos nos han parecido sacados de cuento.
Luciérnagas en México / Ali Majdfar
¿De dónde vienen sus destellos sincronizados?
Tania explica que en México hay especies realmente singulares: Photinus palaciosi es una de ellas. En estados como Puebla, Tlaxcala, Morelos y Estado de México esta especie sincrónica se enciende de golpe: miles de luciérnagas muestran al mismo tiempo su luz en la fase reproductiva, lo cual genera ese espectáculo de ensueño.
Este fenómeno solo se da en ecosistemas específicos: bosques altos de pinos, oyamel, encino, con ambiente húmedo y altitudes como por ejemplo las que existen dentro de la faja volcánica transmexicana. Por eso no es lo mismo ir a ver luciérnagas en otras partes de México: las especies pueden no sincronizarse, emitir luz de otra forma o incluso no emitirla si ya no la necesitan (o si la han perdido evolutivamente).
Luciérnagas de noche / Posnov
“No todas brillan”: diversidad, vida oculta y señales apagadas
Tania también me contó que no todas las luciérnagas prenden luz. Algunas especies viven de día, otras son crepusculares (salir justo cuando el sol se oculta), y muchas han perdido la capacidad de emitir luz tras adaptarse a ambientes donde la luz natural les sobra o donde ya no necesitan la señal luminosa para reproducirse.
Entre las nocturnas, hay dos grandes grupos: las sincrónicas (esas que prenden al unísono) y las asincrónicas (esas que ves a intervalos, algunas aisladas). Y en ese “algunas aisladas” puede estar parte de la explicación de tu paseo: no siempre habrá miles encendidas, aunque sí muchas estén ahí, quizás apagadas, quizás escondidas, quizás perturbadas.
Factores que podrían estar apagando su luz
De acuerdo con las observaciones de Tania, estas podrían ser algunas de las situaciones que las amenazan:
- Turismo masivo sin regulación. Cuando hay demasiada gente, ruido, luces humanas, pisadas en el suelo donde larvas descansan, algo se rompe. El exceso puede dañar los microhábitats.
- Contaminación lumínica. Las luces de ciudades, farolas, automóviles, aunque no estén justo en el bosque, pueden “difuminar” las señales lumínicas que usan las luciérnagas para atraer pareja. Tania lo explica como que la señal que ellas emiten se vuelve difusa.
- Cambio en uso del suelo. Bosques que antes eran continuos ahora están fragmentados por agricultura, urbanización, carreteras. Los parches hacen que muchas poblaciones queden aisladas o no tengan suficiente hábitat para crecer.
- Cambio climático: menos humedad, suelos más secos o alteraciones en los patrones de lluvia afectan tanto larvas como adultos. Tania menciona que el suelo, la humedad, la vegetación específica son fundamentales.
- Poca investigación ecológica: si no se monitorean bien poblaciones, no se tiene idea de si hay descendencia, variación de brillo, reducción de individuos. En Tlaxcala ya hay datos que muestran reducción, pero en otros estados falta monitoreo.
Contaminación lumínica / Artur Debat
Datos globales que suman urgencia
Para entender que el problema no es solo local:
- De acuerdo con la información de SciELO México, se calcula que hay entre 2,000 y 2,400 tipos de luciérnagas en el mundo entero; pero solo una fracción pequeña ha sido evaluada en cuanto a su riesgo de extinción.
- En América del Norte, aproximadamente una de cada tres especies evaluadas podrían estar en riesgo de extinción, aunque para muchas otras no hay datos suficientes para saber si están bien, mal o regular, según lo escrito por Xerces Society.
- Un estudio publicado por el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG muestran que en áreas urbanizadas, cuando más del 5-10% del suelo es impermeable (casas, pavimento, concreto), la abundancia de luciérnagas tiende a declinar fuertemente.
Turismo: ¿enemigo o aliado?
Aquí aparece la tensión más fuerte. Tania coincide: un turismo pensado, regulado y respetuoso puede ser una gran herramienta para la conservación. Enseñar, generar conciencia, que quienes visitan sepan cómo no interferir: silencio, luz mínima, pasar por senderos designados, no pisar, no usar linternas potentes, no basura.
Pero cuando el turismo es desordenado, con miles de personas apiñadas, luces artificiales alrededor, tránsito constante en los bosques, puede convertirse en factor de riesgo.
¿Están las luciérnagas en peligro extremo?
No se puede decir con certeza que todas están al borde de desaparecer, pero varios signos indican que sí están perdiendo terreno:
- En Tlaxcala se detecta una baja clara en cantidad de individuos.
- En otros estados podría estar pasando, pero no hay datos robustos.
- Las condiciones que necesitan, bosques húmedos, sombra, oscuridad real, están cada vez más fragmentadas.
- Y el cambio climático que afecta la sensibilidad al calor, humedad y lluvias, están presionando.
¿Qué se puede hacer para que sigan brillando?
A partir de lo que me dijo Tania más lo que se ve en todo el mundo, estas acciones podrían ayudar:
- Monitoreo continuo en todos los sitios turísticos de luciérnagas. Que no solo sea verlas, sino contar, registrar, comparar año con año.
- Regulación del turismo: limitar cupo de personas, horarios, revisar que no invadan zonas sensibles, que no usen luces intensas, que caminen por rutas establecidas.
- Concientización comunitaria: visitantes informados, pueblos cercanos que participen, guías locales entrenados para cuidar el ecosistema.
- Protección del hábitat: conservar bosques de pino-oyamel-encino, garantizar la humedad del suelo, evitar urbanización indiscriminada o conversión de bosques en campos agrícolas.
- Regulación de la luz artificial: instalar luminarias que limiten la dispersión de luz, evitar iluminación intensa de noche, promover políticas locales para reducir contaminación lumínica.
Luciérnagas cuidado / tdub303
Reflexión final: ver para creer, creer para proteger
Las luciérnagas no solo nos dan espectáculo: son indicadores vivos de salud ambiental. Que veamos pocas de ellas no siempre significa que hayan dejado de existir; muchas veces significa que no pueden brillar como antes, que su mundo ya no les da las condiciones.
Si algo aprendí de mi charla con Tania es que su brillo nos pertenece también a nosotros, pero depende de nosotros cuidarlo. No basta con maravillarse, hay que preguntarse qué estamos haciendo cuando apagamos luces para admirar otras.
Porque si dejamos pasar más tiempo sin pensar cómo mirar, quizá un día las luciérnagas sean solo un recuerdo luminoso que solo se cuenta, no se contempla.
Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital en Los40 México, El Eco de LOS40 y W Radio. Activa en Radiópolis desde 2021.