Ex de Belinda creará película biográfica y hablará del amor que tuvieron

Veinte años después, una historia que estuvo en los intersticios de los rumores decide hacerse visible. Ricardo Martínez, exbailarín de Belinda, prepara una película autobiográfica en la que desentierra aquello que quedó callado: un romance adolescente con la cantante cuando ella tenía apenas 15 años. Era 2003–2004, giras, risas robadas entre bastidores, miradas que no se atrevían a revelarse. Y una familia que, dicen, no permitió que el amor siguiera su curso. Hoy, se compartirá aquella verdad.

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Un amor de juventud y mil obstáculos

La película, cuyo título tentativo es Ricardito, no solo promete mostrar flores; también hondo barro. Martínez relata que aquel vínculo vivió entre la ternura y la exigencia. Que Beli aceptó estar con él, que hubo complicidad, carreras clandestinas al cine, momentos simples pero decisivos, cariño adolescente y una inseguridad persistente. Él tenía cerca de 18, ella recién comenzaba su camino en la fama, sus padres lo veían con reservas. Fue una relación mantenida en secreto, apachurrada por expectativas, por lo que la fama podía exigir.

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Al final, el bailarín dice que decidió retirarse, apartarse no por orgullo, sino quizá por comprender que seguir implicaba dolor para ambos. Que su estatus, su origen, los silencios impuestos fueron más peso del que un adolescente puede cargar.

De pequeño bailarín a narrador de su propio guion

La película no se limitará al amor romántico; será también la crónica de un niño que empezó a bailar para despegarse de la calle, que sobrevivió gracias al ritmo y encontró en la danza su salvavidas. Desde una infancia dura en un barrio complicado de la Ciudad de México, pasando por giras, despachos, camerinos, luces y sombras, hasta llegar a Canadá, donde lo último que se supo es que vive como empresario. Tiene hijos, proyectos, quizá algunas heridas; de esas de las que curan lento pero dejan marca.

Linda, Luz sin gravedad y recuerdos que estremecen

En los adelantos del film, Ricardo ha compartido fotografías inéditas de esa época: la ojiverde vestida como en sus primeros discos, looks de los años 2000, escenarios de giras, risas filtradas en fotos que no se suponía que vieran la luz. En el rodaje aparece una actriz que interpretará a Belinda bajo el nombre “Linda”, evocando las semanas de ensayo, los camerinos cargados de ilusiones y tensión, los días en que la cantante lanzaba éxitos como Lo siento o Ángel.

Algunos fanáticos aseguran que canciones como Luz sin gravedad nacieron de aquel amor adolescente, del desasosiego, del silencio. Que ella tardó en sacar su segundo disco, que hubo momentos de tristeza, de no querer saber más de la música. Ricardo declara que él sintió todo eso también; que la historia entre ambos fue parte de su crecimiento emocional, un episodio que dejó huella y moldeó parte de lo que hoy somos como público.

Voces encontradas y preguntas que flotan

Como todo recuerdo expuesto, hay quienes creen que Belinda tiene derecho a su versión, a guardar lo que prefiera. Aún no se sabe si ella participará en la película ni si concederá entrevistas; por lo pronto, su silencio pesa tanto como lo que se dice.

También surge la inevitable pregunta de los límites: ¿qué se puede contar de un amor adolescente cuando una de las partes era menor de edad? ¿Dónde trazar la línea entre el arte, la memoria y la privacidad? Martínez asegura que la historia se cuenta con admiración, sin tratar de herir, sino de iluminar aquello que la distancia hizo misterioso.

El estreno que se espera entre nostalgia y revelación

Aunque aún no hay fecha exacta de estreno, ya se sabe que esta película será mirada con ojos curiosos: del público que creció escuchando Luz sin gravedad pensando en sus propias primeras nostalgias, de los que creen que la adolescencia es un lugar sagrado donde los amores marcan más de lo que uno imagina.

La apuesta de este hombre es fuerte: reconstruir memorias, asumir riesgos, ofrecer una versión íntima. El cine, aquí, no será sólo entretenimiento: será confesión, sanación y exploración de ese territorio que muchos prefieren dejar en sombras.