¿Las fotos con IA están alterando la percepción que tienes de ti mismo?

Un clic basta para aparecer abrazando a tu cantante favorito, en una fiesta de los setenta o caminando por París en blanco y negro. Las fotos con inteligencia artificial han colonizado las redes con la promesa de regalar a cualquiera una vida paralela, tan estética como improbable. Lo que comenzó como un pasatiempo inocente, se ha transformado en uno de los trends más voraces de los últimos meses.

La facilidad con la que una app convierte a cualquiera en protagonista de su propia película alimenta esa sensación de urgencia: “si todos lo hacen, yo también quiero mi versión”. Pero detrás de la estética cuidada, hay un terreno más frágil: la forma en la que nos percibimos a nosotros mismos.

El espejo roto de la autopercepción

La psicología tiene un nombre para este fenómeno: distorsión de la autopercepción. No es que alguien simplemente no se guste en una foto; es más complejo. De acuerdo con la los datos del National Center for Biotechnology Information, la distorsión de la autopercepción implica verse a través de un filtro mental alterado: exagerando defectos, idealizando rasgos inexistentes o desconectándose de la propia imagen como si perteneciera a otra persona.

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Las imágenes generadas por IA actúan como espejos que devuelven versiones idealizadas o directamente inventadas. Esa discrepancia entre lo que somos y lo que vemos puede sembrar inseguridades profundas. El cuerpo deja de sentirse propio y la comparación con los demás se vuelve más cruel, porque no compites contra realidades, sino contra algoritmos.

Cuando la diversión deja huella

El problema aparece cuando el juego se convierte en norma. Si tu reflejo cotidiano no coincide con la versión que la IA construyó de ti, la mente puede empujar hacia terrenos más oscuros: ansiedad social, trastorno dismórfico corporal o incluso problemas alimentarios. Lo que empezó como un filtro divertido termina condicionando la manera en que habitas tu propio cuerpo.

No se trata de demonizar la tecnología ni de prohibirse el gusto de una foto alterada. El asunto es recordar que no todo lo que deslumbra en la pantalla se sostiene fuera de ella.