¿Qué es el estilo preppy y por qué debes usarlo?

Hay estilos que nunca mueren, solo se reinventan. El preppy, con su aire pulcro y juguetón a la vez, es uno de ellos. Lo que comenzó como un uniforme académico en las preparatorias más exclusivas de Estados Unidos, se ha transformado en un lenguaje de moda global que oscila entre la tradición y la irreverencia.

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Un origen aristocrático con alma rebelde

En los años veinte, los jóvenes de familias acomodadas de la costa este norteamericana acudían a las preparatory schools, instituciones que exigían disciplina, uniformes con escudos bordados y colores definidos. Aquellos estudiantes, inconformes con la rigidez heredada de sus padres, empezaron a alterar las normas: pantalones más entallados, suéteres de rombos usados de forma despreocupada, blazers combinados con tenis blancos. Así nació un estilo que parecía clásico, pero que escondía una sutil declaración de rebeldía.

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Con el tiempo, las universidades de la Ivy League se convirtieron en pasarela espontánea de esta estética, que más tarde exportarían marcas como Brooks Brothers, Ralph Lauren o Tommy Hilfiger, convirtiéndolo en símbolo del éxito y la sofisticación americana.

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Cómo se viste un look preppy en pleno 2025

Aunque su ADN es inconfundible, colores pastel, faldas de tablas, blazers azul marino y camisas impecables, el preppy ha aprendido a moverse en terrenos más contemporáneos. Hoy lo vemos fusionado con siluetas oversize, técnicas de patchwork o guiños irónicos como corbatas satinadas en clave juvenil.

La clave está en el equilibrio:

• Combinar un suéter clásico con una falda corta o unos tenis de lona.
• Usar accesorios icónicos, perlas, diademas, gafas estilo wayfarer, pero en versiones actualizadas.
• Apostar por prendas deportivas inspiradas en el golf o el tenis para suavizar la rigidez.

Un error común es vestir de pies a cabeza en preppy: el exceso arruina la magia. El truco está en la mezcla, en dejar que un elemento clásico dialogue con otro inesperado.

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Faldas, blazers y abrigos con historia

Si hubiera que elegir piezas esenciales, tres serían las protagonistas:

1. 1. La falda corta de tablas, heredera de los uniformes escolares y todavía emblema del estilo.
2. 2. El blazer azul marino con botones dorados, un básico que atraviesa décadas.
3. 3. El trench beige, esa prenda de entretiempo que jamás pierde vigencia.

A ellas se suman los cardigans cortos, los vestidos camiseros, los abrigos de paño y, para los más atrevidos, las bombers universitarias con parches bordados.

Los íconos que lo llevaron más allá

El cine y la televisión hicieron del preppy un símbolo aspiracional. Desde Charlotte York en Sex and the City, hasta la inolvidable Blair Waldorf en Gossip Girl, el estilo ha sido reinterpretado como elegancia pulida, ironía sofisticada o incluso aventura creativa.

En la vida real, artistas como Taylor Swift han abrazado esta estética dándole un giro minimalista y moderno, mientras que celebridades como Poppy Delevingne apuestan por un preppy más ecléctico y bohemio.

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¿Por qué nos sigue seduciendo?

Quizá porque el preppy no es solo ropa: es una actitud. Combina la disciplina de un uniforme con la libertad de romperlo, y permite jugar con la nostalgia sin renunciar a lo contemporáneo.

En un mundo que celebra la mezcla y la ironía, este estilo sigue encontrando espacio para reinventarse. No es casual que en pleno 2025, influencers y celebridades lo rescaten una y otra vez, recordándonos que lo clásico nunca pasa de moda… solo cambia de acento.