¿Qué es el cushioning y cómo puedes detectarlo a tiempo para que no te lastimen?

El cushioning es una práctica emocional cada vez más común en las relaciones modernas: mantener a alguien como “respaldo” mientras se está en una relación formal o conociendo a otra persona. Aunque parece inofensivo, puede convertirse en un juego peligroso donde tú seas el plan B sin darte cuenta.

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En el mundo de las citas digitales, donde un mensaje basta para abrir o cerrar puertas emocionales, surge el cushioning, un término tomado del inglés que significa literalmente “colchón”. La metáfora es clara: se trata de tener personas “a la mano” para amortiguar el golpe de una posible ruptura.

No hablamos de un simple flirteo pasajero, sino de vínculos paralelos,conversaciones, mensajes sugestivos o coqueteo constante, que sirven como red de seguridad emocional cuando la relación principal se tambalea.

La ilusión del respaldo, el costo del desgaste

Aunque a primera vista podría parecer un mecanismo de autoprotección, esta práctica suele complicar más de lo que resuelve. Quien lo practica rara vez se entrega de lleno a su pareja actual, porque siempre tiene un ojo puesto en esas otras opciones. Y en el camino, la otra persona, la que ocupa el rol de “colchón”, puede terminar con sentimientos reales, pero nunca con un lugar prioritario.

El resultado: una dinámica desigual donde alguien invierte tiempo y emociones, mientras el otro solo busca validar su ego o cubrir vacíos emocionales.

Señales de que podrías estar siendo un plan B

Identificar si te están usando como respaldo no siempre es sencillo, pero hay ciertas señales que encienden las alarmas:

• Solo te buscan cuando algo falla
• Nunca hay planes de futuro
• Eres invisible en redes sociales
• La balanza siempre se inclina hacia ellos

Si reconoces varios de estos patrones, quizá estés participando en un cushioning sin saberlo.

Mi opinión: Mejor solo que “de repuesto”

Aceptar ese rol puede darte la falsa sensación de compañía, pero en realidad limita la posibilidad de construir una relación sana. Al final, lo que está en juego no es solo tu tiempo, sino tu paz mental.

Elegir salir de ese ciclo no significa perder, sino apostar por algo más valioso: un vínculo donde seas la prioridad, no la alternativa. Porque estar acompañado a medias puede doler mucho más que la soledad temporal.