HorsegiirL, la DJ que se identifica como un caballo y es famosa por revolucinar la escena de la música electrónica
Desde Berlín, una artista que se identifica como caballo revoluciona la escena dance con humor, misterio y un sonido que galopa entre el eurotrash y el hyperpop

HorsegiirL / instagram
Ser DJ en la era de internet implica competir con miles de voces, estilos y máscaras. Pero ninguna como la de una joven berlinesa que ha decidido no ser humana, al menos no del todo. Con casco, antifaz y una identidad que se mueve entre el mito y la ironía, horsegiirL se ha convertido en uno de los fenómenos más singulares de la música electrónica contemporánea.
Detrás de su imagen equina se esconde una productora que fusiona nostalgia y frenesí, rescatando el pulso eurodance de los noventa y mezclándolo con la energía hiperactiva del happy hardcore. Su estilo, tan excesivo como magnético, parece un collage sonoro donde conviven los ecos de Crazy Frog, el descaro de Lady Gaga y el brillo sintético de un videojuego.
Sus temas, como “Pegasus”, “My Little White Pony” o “My Barn My Rules”, son declaraciones de identidad y humor: música hecha para trotar, brincar y reírse de los límites de la normalidad. En sus presentaciones, el público baila entre luces estroboscópicas y relinchos digitales, mientras la artista mantiene su personaje con una seriedad casi poética.
Una artista que nació del meme y terminó en los grandes escenarios
La historia de horsegiirL comenzó como un chiste viral en TikTok, pero pronto rebasó los límites del humor para convertirse en una figura de culto. De tocar en fiestas rurales a presentarse en templos del techno como Berghain o Boiler Room, la artista ha logrado transformar una identidad absurda en una metáfora sobre la autenticidad en la era digital.
Su personaje, mitad humano, mitad caballo, funciona como espejo del internet mismo: salvaje, emocional, impredecible. En entrevistas, ha llegado a bromear que fue descubierta por la mítica Whitney Horseton, una cantante pop del “reino animal”. Pero detrás de esa ficción, hay una declaración más profunda: el poder de la creación como acto de libertad.

HorsegiirL / instagram

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Inspiraciones entre lo absurdo y lo sagrado
Lejos de ser una broma pasajera, su proyecto tiene raíces en la ironía cultural. HorsegiirL reivindica la figura de la “chica caballo”, tradicionalmente asociada a clichés femeninos, y la transforma en un símbolo de autonomía y conexión con la naturaleza. “Ser una chica caballo es algo hermoso”, ha dicho. “Amas a los animales, disfrutas de los establos, de la tierra. Es un recordatorio de que lo instintivo también puede ser sagrado”.
Su música, por más caótica que parezca, se mueve en esa frontera entre lo animal y lo humano, entre lo trivial y lo trascendente. Cada beat parece una celebración del cuerpo, del humor y de la libertad de ser distinto.
El misterio detrás del antifaz
Poco se sabe sobre su identidad real. En una entrevista con British Vogue, habló a través de un software que distorsionaba su voz. “Soy solo una chica del establo”, dijo entre risas, negándose a revelar su nombre. Esa barrera entre la artista y la persona ha despertado aún más curiosidad y fascinación: su anonimato no es una estrategia de marketing, sino una forma de preservar la magia y el absurdo de su personaje.
Mientras prepara su nuevo EP, “V.I.P. (Very Important Pony)”, la artista parece cabalgar a su propio ritmo, ajena a las convenciones del género y decidida a convertir su rareza en un manifiesto.
La metamorfosis como discurso pop
La historia de horsegiirL no solo habla de música, sino también de transformación. En una cultura que exige definiciones precisas, ella encarna la confusión como arte: una artista que no pide permiso para reinventarse ni para ser un caballo en medio de la pista.
Y no está sola. En el panorama pop, otros artistas también han explorado identidades híbridas o fantásticas: desde Doja Cat, que ha jugado con la estética alienígena, hasta Lil Nas X, que en su universo visual ha sido vaquero, ángel y demonio. En todos los casos, el mensaje es el mismo: el cuerpo y la identidad son lienzos en movimiento.
Incluso figuras como Lady Gaga, que apareció dentro de un huevo en los Grammy, o Bj̈ork, con sus criaturas imposibles y su voz de otro planeta, comparten con horsegiirL una misma pulsión: la de hacer del arte un espacio donde lo imposible se vuelve cotidiano.
Un galope sin destino fijo
Al final, lo más fascinante de esta artista no es su máscara, sino lo que hay detrás de ella: una búsqueda de autenticidad en un mundo saturado de artificio. En tiempos donde la imagen lo es todo, su propuesta recuerda que el disfraz también puede ser una forma de verdad.
HorsegiirL no pretende convencer a nadie de que es un caballo. Simplemente trota, baila y hace música que, por absurda que parezca, resuena con algo profundamente humano: el deseo de ser libre.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


