Tame Impala en Tiny Desk: impresiones de un show en acústico que nadie se esperaba
El proyecto australiano se presentó por primera vez en el icónico formato de NPR con un set totalmente acústico, desnudando su sonido psicodélico hasta lo esencial
Tiny desk Tame Impala / instagram
Durante más de una década, Tame Impala ha construido su universo entre sintetizadores, ecos y atmósferas que parecen suspender el tiempo. Pero esta vez, Kevin Parker decidió apagar los efectos, bajar el volumen y dejar que la música respirara por sí sola. En su Tiny Desk Concert, grabado en la sede de NPR en Washington, el artista australiano cumplió una promesa que parecía improbable: llevar la psicodelia al terreno de lo totalmente acústico.
“Intentémoslo a ver qué pasa”, fue lo único que dijo antes de iniciar la sesión. Y pasó algo. Pasó que la reverb, tan característica en su discografía, se transformó en aire; que las capas electrónicas se volvieron piel. Lo que emergió fue un retrato más humano y frágil del sonido Tame Impala, un espejismo que de pronto se volvió tangible.
Una sesión sin trucos ni filtros
El setlist, breve pero certero, recorrió algunos de los pasajes más íntimos del proyecto. Comenzó con “Borderline”, una versión cálida, sin artificios, donde la voz de Parker flotó sobre una guitarra que parecía respirarle al oído.Le siguió “Loser”, tema incluido en su más reciente álbum Deadbeat, que encajó con naturalidad en el formato. Luego llegó el debut en vivo de “Drácula”, con armonías pulidas y un falsete limpio, sin el refugio habitual de la reverberación.El cierre, “New Person, Same Old Mistakes”, fue una declaración de identidad: el mismo espíritu, pero un cuerpo nuevo.
La sesión estuvo compuesta por Dominic Simper, Jay Watson, James Ireland, Julien Barbagallo y Cameron Avery, quienes acompañaron a Parker en este experimento sonoro que transformó el estudio de NPR en una cápsula de tiempo. Entre guitarras, ukeleles y percusiones suaves, el grupo logró convertir lo minimalista en algo monumental.
Kevin Parker, el perfeccionista que aprendió a soltar
Conocido por su obsesión por el detalle, ha llegado a grabar y producir casi todo su catálogo en solitario, Parker sorprendió al mostrarse relajado, casi juguetón. En lugar de perseguir la perfección técnica, se permitió el error y el azar, dos elementos que rara vez tienen espacio en su meticuloso laboratorio musical.
Detrás del escenario, Parker ya no es el joven que publicó Innerspeaker en 2010. Hoy, a sus 38 años, está casado con Sophie Lawrence, con quien tuvo su primer hijo en 2023. Su madurez se percibe no solo en sus letras, sino en la manera en que ahora habita la música: con más calma, menos urgencia, y un sentido de gratitud que antes no dejaba espacio entre los sintetizadores.
Kevin Parker se casó con Sophie Lawrence y se convirtió en padre / instagram
Kevin Parker se casó con Sophie Lawrence y se convirtió en padre / instagram
De la psicodelia expansiva al susurro emocional
El paso de Tame Impala por el Tiny Desk funciona como un ejercicio de síntesis: ¿qué queda cuando se quita todo lo que brilla?La respuesta parece simple y, al mismo tiempo, profundamente reveladora: queda la melodía, el alma de las canciones y esa voz que, sin capas ni efectos, aún suena como un eco dentro de una cueva de cristal.
Lo que Parker y su banda demostraron no fue solo versatilidad, sino una nueva lectura del propio mito Tame Impala. Un recordatorio de que detrás de cada arpegio y cada delay, hay un corazón que late con un compás muy humano.
Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...
