¿El amor no es como en los K-dramas?: cuando lo “romántico” huele a red flag
Del encanto de los gestos apasionados a las señales que deberíamos dejar de normalizar
Red Flags en los dramas coreanos / internet
Por años, los K-dramas nos han enseñado que el amor se construye entre miradas intensas, paraguas compartidos bajo la lluvia y protagonistas dispuestos a cruzar el mundo por la persona amada. Pero más allá del brillo cinematográfico y las melodías melancólicas, hay algo que pocos se atreven a señalar: muchas de esas actitudes románticas en los K-dramas serían una red flag en la vida real.
No todo lo que parece amor es amor. A veces es control, obsesión, o simplemente un guion mal digerido por una generación que aprendió a romantizar el sufrimiento.
“Te sigo porque te amo”: la confusión entre insistencia y acoso
En muchas series coreanas, el protagonista masculino, siempre impecable, misterioso y con trauma de infancia, persigue a la protagonista hasta convencerla de amarlo. Lo que en la pantalla se vende como “persistencia romántica”, en la vida real puede parecerse demasiado a una invasión de límites personales.Esa escena donde él la espera afuera del trabajo, o aparece sin aviso en su cafetería favorita, se siente emocionante solo porque una cámara lo ilumina con luz cálida. En otro contexto, sería simplemente acoso disfrazado de amor verdadero.
“No hables con él”: los celos como prueba de cariño
Los dramas coreanos han sido expertos en convertir los celos en una especie de combustible emocional. Si él se enfada porque ella habló con otro, si la aparta del grupo para “protegerla”, el espectador suspira. Pero los celos no son una prueba de amor, son una alarma.El amor no necesita control. No hay romanticismo en limitar la libertad del otro. Lo que se muestra como pasión intensa suele ser el preludio de una relación donde uno pierde su autonomía en nombre del amor.
“Lo hago por ti”: el sacrificio extremo como medida del afecto
El amor en los dramas coreanos casi siempre se mide en sacrificios: renunciar a la familia, al trabajo, a los sueños. Personajes que abandonan todo porque “sin ti no soy nada”.Suena poético, pero es peligrosamente triste. En la vida real, amar no debería implicar perderte a ti mismo. El sacrificio romántico no siempre es noble; a veces es una forma silenciosa de anular tu identidad por complacer al otro.
“Eres mía”: cuando la posesividad se disfraza de destino
Los guiones suelen presentarlo como la gran declaración amorosa. Él la mira, la toma de la mano y dice: “Eres mía”. Y la audiencia suspira, convencida de estar frente a un vínculo irrompible.Pero fuera de la pantalla, esa frase pesa. Amar no es poseer, ni convertir al otro en un trofeo emocional. El amor sano, incluso el más intenso, respeta la individualidad. Lo otro, por muy cinematográfico que parezca, es control recubierto de poesía.
Del amor imposible al amor real
Quizás los K-dramas nos marcaron porque narraban la emoción de lo imposible: amores que desafiaban familias, tiempos, enfermedades o jerarquías. Pero ahora, en una época donde la salud mental y los límites son parte de la conversación, vale la pena revisar qué de esos gestos queremos seguir aplaudiendo.
Podemos seguir disfrutando de esas historias, claro. Solo que con una mirada más despierta: entendiendo que el amor real no necesita ser trágico ni desbordado para ser profundo.Porque a veces lo más romántico no es quien te busca bajo la lluvia… sino quien te respeta bajo cualquier tormenta.
Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital en Los40 México, El Eco de LOS40 y W Radio. Activa en Radiópolis desde 2021.