Mark David Chapman, el asesino de John Lennon confiesa la verdadera razón por la que lo mató luego de 45 años
En su decimocuarta audiencia de libertad condicional, Mark David Chapman revela lo que, dice, lo llevó a apretar el gatillo frente al edificio Dakota
Asesinato de John Lennon / getty images
Cuarenta y cinco años después de aquella noche helada en Nueva York, el nombre de John Lennon vuelve a aparecer ligado al de su asesino. En una nueva audiencia ante la Junta de Libertad Condicional, Mark David Chapman, hoy de 70 años, ha pronunciado una frase que resume el vacío que lo llevó a uno de los actos más absurdos del siglo XX: “Quería ser alguien”.
Desde la prisión de Green Haven, el hombre que disparó contra el músico habló con una mezcla de calma y arrepentimiento. Dijo que su crimen no tuvo ideología ni propósito más allá del ego: “Fue un acto completamente egoísta. Lo hice por mí, no por nadie más.”
A casi medio siglo de distancia, sus palabras no revelan nada nuevo sobre los hechos, pero sí sobre la enfermedad invisible que a veces produce la obsesión con la fama: una devoción que se convierte en destrucción.
Mark David Chapman Mugshot / Kypros
El día que la música perdió la inocencia
Era el 8 de diciembre de 1980 cuando el mundo del rock se detuvo. Lennon, de regreso de una sesión de grabación junto a Yoko Ono, bajó de su limusina frente al edificio Dakota, el mismo lugar que Chapman llevaba semanas vigilando. Horas antes, le había pedido un autógrafo en su disco Double Fantasy, un gesto que el artista concedió sin sospechar que firmaba también su destino.
Minutos después, cuatro disparos quebraron la noche. Lennon cayó. Chapman no huyó. Se quedó en la acera, hojeando su ejemplar de El guardián entre el centeno, la novela de J. D. Salinger que lo obsesionaba y en cuyo protagonista creía verse reflejado. Esa mezcla de delirio, resentimiento y deseo de notoriedad había hecho combustión.
Entre el arrepentimiento y el eco del pasado
Chapman ha pasado más de cuatro décadas en prisión. En su más reciente comparecencia ante las autoridades penitenciarias, aseguró que siente “vergüenza y arrepentimiento” por lo ocurrido:
“Este era un ser humano. No pensé en el sufrimiento que causaría. No me importó en ese momento.”
Pidió perdón a Yoko Ono, a los seguidores del artista y a los amigos del músico. Sin embargo, el comité volvió a negarle la libertad condicional. En su informe, se señala que el detenido no muestra un remordimiento genuino y que sigue siendo incapaz de comprender la magnitud del daño causado.
En la cárcel, Chapman lleva una vida rutinaria. Las autoridades de Nueva York aseguran que se la pasa jugando voleibol, lee la Biblia y, según él mismo afirma, ya no busca atención mediática:
“Pónganme debajo de la alfombra. No quiero ser famoso nunca más.”
Su próxima revisión está prevista para 2027, aunque la posibilidad de que abandone la prisión parece cada vez más lejana.
El precio de la obsesión y el reflejo en el ídolo
Lo que más inquieta de esta historia no es solo el asesinato en sí, sino lo que revela sobre la naturaleza humana. Chapman veía en Lennon lo que deseaba ser: alguien admirado, alguien que brillara. Pero el mismo deseo de reconocimiento que inspiraba al artista fue el que, distorsionado por la frustración, lo llevó a la muerte.
A través del tiempo, el caso ha quedado como una advertencia sobre los límites de la idolatría y el impacto psicológico de la fama. Porque, en última instancia, el crimen no fue contra un hombre, sino contra la imagen que el asesino no pudo alcanzar.
En los años posteriores, el asesinato de Lennon se ha convertido en un símbolo del fin de una era. La generación que creció escuchando Imagine perdió más que a un músico: perdió la inocencia de creer que la cultura podía salvarnos del fanatismo.
El eco del crimen todavía resuena, no solo en los discos que Lennon dejó, sino en cada reflexión sobre la fragilidad de los ídolos y el vacío que a veces deja la necesidad de ser recordado.
Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital en Los40 México, El Eco de LOS40 y W Radio. Activa en Radiópolis desde 2021.