Mon Laferte presenta su noveno álbum de estudio “Femme Fatale”, el manifiesto sonoro de una mujer en todas sus eras

Mon Laferte vuelve a reinventarse. Con “Femme Fatale”, su noveno álbum de estudio, la artista despliega un universo donde la vulnerabilidad y el poder se dan la mano. Son catorce canciones escritas de su puño y letra, un recorrido entre el amor, el desamor y la exploración de la identidad femenina desde una mirada íntima, libre y profundamente estética.

En “Femme Fatale”, la chilena convierte la experiencia emocional en arte. No hay disfraces, solo espejos. “Quise plasmar la belleza, a veces sensual, otras caótica o decadente, de una mujer en sus distintas eras”, ha dicho la cantante. Esa idea de lo múltiple atraviesa todo el disco: el glamour y la melancolía, la luz y la herida, la plenitud y el desorden.

En cada tema se percibe una voluntad de exploración. La artista no canta desde un personaje, sino desde la humanidad pura, desde ese territorio donde el arte deja de ser discurso y se convierte en confesión. “Femme Fatale” no busca agradar, busca decir.

Entre el bolero, el jazz y el pop más íntimo

El álbum transita entre atmósferas sonoras que van del jazz al bolero, del pop lírico al lounge con músicos en vivo. La producción evoca una nostalgia elegante, casi cinematográfica, donde cada instrumento parece dialogar con la voz.El tema “Melancolía”, elegido como el focus track, suena como una carta de amor al pasado: una pieza que recuerda a los inicios del rock en español de los años 50 y 60, pero con una vulnerabilidad contemporánea que solo Laferte podría sostener.

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A lo largo del álbum, la artista teje colaboraciones que amplían su universo sonoro: Nathy Peluso aporta fuerza visceral en “La Tirana”; Conociendo Rusia viste de melancolía el tema “Esto Es Amor”; Tiago Iorc se une en “Hasta Que Nos Despierte la Soledad”; y junto a Natalia Lafourcade y Silvana Estrada, da vida a “My One and Only Love”, su primer tema bilingüe y una rareza luminosa en su discografía.

Una estética de sombras brillantes

Visualmente, “Femme Fatale” es una declaración. La artista se transforma en una diva de la noche, atrapada entre la fragilidad y la fuerza. Los videoclips dirigidos por Camila Grandi amplifican ese universo estético de melancolía glamorosa: una mujer que baila entre la vulnerabilidad y el brillo, entre el deseo y la introspección.

Esa dualidad no solo está en las imágenes, sino también en la interpretación. Laferte no teme mostrarse imperfecta, rota o contradictoria. En ese gesto está la revolución: reivindicar la belleza de lo humano frente al artificio.

El lanzamiento llega en un momento decisivo para la cantante. Mientras celebra 18 funciones con lleno total en “Cabaret” en Ciudad de México, también suma nuevas nominaciones al Latin Grammy y al Grammy estadounidense, esta vez en categorías angloparlantes.No es casualidad: su carrera, cada vez más internacional, ha consolidado una voz que trasciende el idioma y las etiquetas.

Pero más allá de los reconocimientos, “Femme Fatale” parece un regreso al origen: la voz, la emoción, la historia. Un recordatorio de que ser mujer también es permitirse ser muchas cosas al mismo tiempo: luminosa, frágil, furiosa, libre.

Más allá de la música: un espejo cultural

Este nuevo trabajo de Mon Laferte se inserta en una conversación más amplia sobre la feminidad contemporánea. La artista no busca representar a nadie más que a sí misma, pero en su honestidad abre un espacio para que otras se vean reflejadas.En tiempos donde la música muchas veces se reduce a tendencia, “Femme Fatale” propone pausa, profundidad y arte. Una apuesta por la belleza imperfecta, por lo que no encaja del todo pero emociona hasta el hueso.