Muere participante de La Voz luego de haber sido mal diagnosticado y ser atendido de forma tardía
Antes de morir el cantante denunció públicamente un error médico que confundió cáncer renal con cálculos

Q.E.P.D. Joan Sebastián Alarcón / INSTAGRAM
Durante una de las primeras temporadas de La Voz Colombia, una voz cálida y potente hizo que Ricardo Montaner girara su silla casi de inmediato. Era Joan Sebastián Alarcón, un joven lleno de sueños que encontró en ese escenario la posibilidad de mostrar su arte ante millones. Su paso por el programa dejó huella: sensibilidad, técnica y una energía que conectaba con el público.
Años después, lejos del brillo de los reflectores, su historia volvió a resonar por una razón muy distinta: una batalla contra el cáncer que él mismo compartía con sus seguidores. En redes, hablaba sin tapujos del dolor físico y emocional, pero también de la esperanza. “Confundieron cáncer renal y metástasis con cálculos renales”, escribió días antes de morir, en un mensaje que hoy se lee como un grito de auxilio.
Fue el pasado 13 de octubre, cuando el artista colombiano utilizó su cuenta de Instagram para contar que llevaba más de 18 horas esperando atención médica en un área de urgencias. Su publicación, acompañada de un tono sereno pero desesperado, revelaba un fallo en el diagnóstico que marcaría su destino. Horas después, medios locales confirmaron su fallecimiento.
Su partida generó una ola de mensajes de tristeza y enojo. Los seguidores recordaron no solo su talento, sino también su vulnerabilidad en los últimos meses. Muchos exigieron una investigación sobre lo ocurrido, al considerar que fue víctima de negligencia médica.
Más allá del escenario: un legado entre notas y aulas
Tras su paso por la televisión, el intérprete colombiano siguió creando música y compartiendo su conocimiento. Lanzó varios sencillos y dedicó parte de su vida a enseñar canto, transmitiendo lo aprendido a nuevas generaciones. En sus redes, donde reunía a más de 11 mil seguidores, compartía clases, consejos y reflexiones sobre el poder de la voz como herramienta de vida.
Su historia es también la de muchos artistas que, lejos de la fama, continúan cantando porque no saben vivir de otra forma. Joan Sebastián Alarcón fue uno de ellos: un músico que encontró en el arte su refugio, aun cuando el cuerpo comenzaba a apagarse.
Entre el duelo y la reflexión
El caso de Joan abre una conversación necesaria sobre la atención médica en Latinoamérica, donde los errores de diagnóstico siguen siendo una constante. En su caso, la tragedia no solo conmovió al mundo del entretenimiento, sino que evidenció la fragilidad de los sistemas de salud y la urgencia de humanizar la medicina.
Su muerte, más allá del dolor, deja una enseñanza: la voz humana no muere cuando se apaga el cuerpo; permanece en la memoria colectiva como un eco de lo que pudo ser y no fue.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


