¿Por qué nos atraen las personas que se parecen a nosotros?
El parecido físico entre parejas no es casualidad
Mimetismo parejas / Vittorio Zunino Celotto
Hay algo desconcertante, y a la vez encantador, en descubrir que muchas parejas parecen hermanos. Lo notas en TikTok, en las fotos de tus amigos o incluso en la sala de tus padres cuando alguien lo menciona y todos se ríen. Pero más allá del chisme visual, hay una historia profunda detrás: no elegimos a quien se parece a nosotros por narcisismo, sino porque el cerebro busca refugio en lo que reconoce.
Parejas que se parecen / Westend61
Lejos del mito del amor ciego, en realidad el amor tiene memoria. Nuestro sistema nervioso asocia lo familiar con lo seguro, y eso incluye los rasgos físicos. Cuando alguien tiene una mirada parecida, una expresión o un tono de voz que recuerda al propio, se enciende una chispa de reconocimiento. No es ego, es instinto.Este fenómeno está relacionado con el efecto de mera exposición, un mecanismo psicológico que nos hace sentir más cómodos ante lo conocido, incluso sin darnos cuenta. Así, sin buscarlo, terminamos atraídos por rostros que, de alguna forma, podrían confundirse con el nuestro.
No es narcisismo, es biología emocional
El narcisismo suena tentador como explicación, pero la ciencia apunta hacia algo más tierno y complejo. Elegir a alguien que se nos parece es una forma inconsciente de buscar seguridad y pertenencia emocional. Esa afinidad física refleja la idea de que compartimos algo esencial con el otro: una manera de sentir, mirar o habitar el mundo.De hecho, varios estudios de psicología social, como los realizados por la Universidad de Michigan y la Universidad de Toronto, han demostrado que las personas tienden a encontrar más atractivos los rostros con proporciones o rasgos similares a los suyos. No por vanidad, sino porque el cerebro asocia la similitud con la confianza.
El amor también se moldea
Pero no todo nace del parecido inicial. Con el tiempo, las parejas se transforman juntas. Comparten gestos, frases, rutinas. Las expresiones se sincronizan, la sonrisa se replica, las posturas se imitan. Después de años de convivencia, las arrugas hasta se alinean.La neuropsicología lo llama mimetismo afectivo, una forma inconsciente de adaptación emocional: el cuerpo imita a quien ama. Por eso, muchas veces, las parejas “se parecen” más después de una década de relación que al inicio. La intimidad, en cierto modo, es también una escultura compartida.
El espejo amable del amor
Lo verdaderamente interesante es que esta búsqueda de semejanza no nos habla de ego, sino de reconocimiento. Nos atrae quien nos recuerda algo de nosotros, no porque queramos clonarnos, sino porque ahí encontramos un terreno emocional conocido.A veces el parecido físico no está en los ojos ni en la nariz, sino en la forma de reír, de moverse, de habitar el silencio. El amor, entonces, no es un espejo de vanidad, sino una manera de encontrarnos reflejados en otro sin dejar de ser nosotros mismos.
Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital en Los40 México, El Eco de LOS40 y W Radio. Activa en Radiópolis desde 2021.