¿Cuál es la verdadera historia de Joaquín Pardavé, el actor del Cine de Oro que habría sido enterrado en vida?
En 1955, México lloró la partida de uno de sus rostros más entrañables del Cine de Oro, Joaquín Pardavé. Pero el duelo no tardó en transformarse en misterio. Décadas después, su nombre sigue resonando con la misma pregunta: ¿fue realmente enterrado vivo?

Joaquín Pardavé / distrito comedia
El público lo conoció como un hombre risueño, un genio de la comedia capaz de volver cotidiano lo extraordinario. Joaquín Pardavé, actor, director, guionista, pintor y compositor, fue una de esas figuras que parecían no conocer el descanso. Participó en más de cien películas y dirigió 24 producciones, desde las carcajadas de El Baisano Jalil hasta el ingenio de Ahí está el detalle, compartiendo generación con titanes como Cantinflas y Pedro Infante.
Pero el destino le jugó una ironía fúnebre. Su talento, que tantas veces desdibujó la línea entre la ficción y la realidad, se volvió protagonista de una de las leyendas más macabras del espectáculo mexicano.
La catalepsia y el miedo a dormir para siempre
Cuenta la historia, esa que aún se murmura en las redacciones y los cementerios, que el intérprete padecía catalepsia, una condición neurológica en la que el cuerpo parece morir aunque la vida persista. Es un sueño profundo sin respiración aparente, una trampa biológica que puede engañar incluso al más experimentado médico.
El rumor creció tras su muerte el 20 de julio de 1955: Pardavé habría sido diagnosticado sin la presencia de su doctor habitual. El error, decían, fue fatal. Y lo peor vino después.
El testamento que desató el terror
Según los relatos de la época, el testamento del actor se volvió una pieza clave del mito. Algunos aseguraron que el documento fue encontrado en su bolsillo, como si el propio artista hubiera previsto su final. Ante la sospecha, su familia habría mandado abrir la tumba.
Lo que siguió pertenece al terreno de lo indecible: un cuerpo boca abajo, con rastros de desesperación y señales de lucha por salir del ataúd. La escena era tan aterradora que el país entero la repitió hasta volverla un cuento nacional.
La prensa y el nacimiento de un mito moderno
En un México donde la radio y los periódicos marcaban la agenda emocional del país, la noticia cayó como dinamita. Los medios de la época, incluyendo a La Prensa, difundieron versiones que bordeaban lo paranormal. La idea del actor enterrado vivo se volvió viral mucho antes de que existiera internet.
El público, sediento de misterio, convirtió la historia en un relato colectivo: un ícono del cine que, incapaz de morir del todo, seguía actuando incluso en su propia tumba.
La verdad médica detrás del mito
Años más tarde, la familia del artista rompió el silencio. Confirmaron que Pardavé murió a causa de un derrame cerebral provocado por hipertensión arterial, descartando cualquier rastro de catalepsia o error médico. Su cuerpo, aseguraron, nunca fue exhumado, y sus restos descansan en el Panteón Jardín de la Ciudad de México.
Sin embargo, en el imaginario mexicano, las versiones oficiales rara vez logran derrotar a una buena historia.
El descanso imposible del ídolo que nunca se fue
El mito de Pardavé enterrado vivo sobrevive porque toca una fibra que trasciende generaciones: el miedo a la muerte y la fascinación por el regreso. En cada aniversario, su tumba se llena de flores, y su nombre resucita en las conversaciones que mezclan nostalgia, terror y ternura.
En un país que celebra el Día de Muertos con la misma pasión con que teme al más allá, la historia del actor funciona como espejo: nos recuerda que, a veces, los muertos no se van del todo porque aún hay quien los sigue nombrando.
Con información consultada en Infobae.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


