“Téjete de nuevo, ahora con hilos de muchos colores”: Angelika Baumbach de Mirabai Ceiba y la música que une mundos

Hilo a hilo, la voz de Mirabai Ceiba se adentra en la memoria, en la intimidad y en la fuerza silenciosa de volver a empezar

Téjete de nuevo-Mirabai Ceiba / instagram mirabai ceiba

La nueva canción de Angelika Baumbach, integrante de Mirabai Ceiba, nace del deseo de sanar, de la necesidad de reencontrarse consigo misma y de acompañar a quienes amamos, incluso cuando la distancia impide el abrazo. Téjete de nuevo, dice, es una ofrenda de renacimiento creada desde la vulnerabilidad. Pero también es el reflejo de un camino musical de más de dos décadas junto a Markus Sieber, su pareja y cómplice creativo. Su historia es un recordatorio de que todos podemos recomponer nuestra vida con hilos nuevos, con colores que antes no sabíamos que nos pertenecían.

Dos mundos que se buscan, un mismo canto que los encuentra

Angelika creció en México entre el olor a incienso, el tapete de yoga de sus padres y los mantras que se cantaban no para lucir la voz, sino para abrir el pecho. Markus, en cambio, nació en la antigua Alemania del Este, un territorio marcado por la escasez, el silencio y un tipo de belleza que solo florece en las grietas.

A primera vista, nada los unía. México y Alemania, dos geografías que parecían contradecirse.Pero en 2001 se cruzaron en Escocia y allí, como si alguien hubiera tejido el encuentro a propósito, sus mundos comenzaron a hilarse. “Él era actor, yo era músico”, recuerda Angelika. Ella venía de un proyecto llamado Cielo y Tierra; él, de un paisaje emocional reservado y austero. Y aun así, se reconocieron.

De esa mezcla improbable nació Mirabai Ceiba, un proyecto que no solo es musical: es un hogar que se ha ido tejiendo durante más de veinte años.

El arte como tejido cotidiano

Baumbach habla de las canciones como si fueran mantas antiguas, llenas de historia. Cada tema, dice, está hecho de hilos, de intenciones, de vivencias que no pertenecen solo al artista sino a todo aquel que lo acompaña en el camino.

La música de Mirabai Ceiba creció al mismo tiempo que sus hijas. No hubo separación entre escenario y crianza: viajaron en familia, compusieron entre maletas, improvisaron melodías para dormir a niñas inquietas.

En lugar de buscar el “tiempo ideal” para crear, la vida diaria se volvió parte del proceso creativo.Los talleres, las clases de yoga y los encuentros con comunidades espirituales inspiraron muchas canciones que nacían para abrazar a otros, para sostener rituales colectivos, para transformar silencios en canto.

“A mi me gusta usar el término de los hilos, porque una canción está hecha de muchas intenciones, de los sueños de muchos, todo un proceso creativo que tiene la mano y la visión de una y más personas, vivimos en un mundo en donde creemos que solo somos individuos pero somos parte de un tejido que sin él no seríamos nadie, una canción nace igual y en nuestro caso, la música nació al mismo tiempo que tuvimos hijas. Yo tengo mis prácticas de meditación en silencio, para entrar en contacto conmigo misma, pero nuestra parte creativa es parte de nuestra vida diaria, de familia. El espacio que tuvimos de solo hacer música y soñar, fue muy corto, porque nos convertimos en papás y tuvimos que ver que hacíamos después de que ya teníamos familia”.

Sanar: una palabra que pesa y que a veces duele

En un mundo donde la palabra “sanar” se usa como eslogan, Angelika prefiere pronunciarla con cautela. Para ella, sanar no es una meta ni un destino: es un acto de recuerdo.

“Es volver al origen. A la fuerza que nos trajo a la vida. A la certeza de que, incluso en la noche más larga, existe un pulso interno dispuesto a sostenernos”.

Sanar, dice, no es preguntarse “¿por qué a mí?”, sino “¿desde dónde lo atravieso?”. Es acudir a esa reserva íntima donde habita una fuerza más grande que el dolor. Una fuerza que, al compartirse, se vuelve colectiva.

“Téjete de nuevo”: la canción que nació desde la distancia

La inspiración de Téjete de nuevo surgió cuando la madre de Angelika pasó por un proceso delicado, justo mientras ella estaba lejos, en Francia.

La distancia se volvió un puñal.La impotencia, un desierto.

Y entonces Angelika recurrió al único puente que siempre ha resistido: la memoria.

En sus meditaciones aparecieron imágenes de su madre, su fuerza, sus colores, sus risas. Así llegó a ella una historia africana que siempre la conmovió: en ciertas comunidades, cuando un alma está por llegar al mundo, la tribu compone una canción para llamarla. Esa melodía acompaña al bebé durante el embarazo, en su nacimiento y en cada etapa de su vida. Y si en algún momento esa persona se pierde del camino, la comunidad entera se reúne para cantarle de nuevo su canción, recordándole quién es.

Esa es la esencia del nuevo tema.Una invitación a volver al hilo original, pero con colores nuevos.A no tejerse con el dolor antiguo, sino con la fuerza renovada que nace del abrazo de la naturaleza.

“´Curate con el abrazo del viento, téjete de nuevo pero ahora con hilos de muchos colores´, dice mi nueva canción y es prácticamente recurrir a la fuerza de la naturaleza que es una reflejo de la fuerza primordial de quién eres, a la naturaleza le puedes dar todo tu dolor, todas tus lágrimas, la Madre Tierra lo va a integrar. Y ya que te vaciaste con la cascada, con el bosque, te renuevas, renaces”.

“No debemos tejernos con los hilos de antes porque sino, nos metemos en los patrones de los cuales queremos salir, te puedes tejer con los colores que tu quieras, con hilos de muchos colores”.

El amor y la música: una telepatía que se afina con los años

Hablar de Mirabai Ceiba es hablar de una pareja que ha recorrido el mundo entero mientras atravesaba también sus propios mundos internos. Compartir escenario, crianza, viajes y silencios durante tantos años ha creado entre Angelika y Markus una conexión que ella describe como una “telepatía fina”.

La intimidad, cuenta, es profunda.A veces luminosa, a veces desafiante.Pero siempre verdadera.

“Es como tener una lámpara que te ilumina todo el tiempo”, dice. Y esa luz, aunque incomode en ocasiones, es la que les ha permitido cosechar una complicidad artística que se vuelve más precisa con los años.

Hoy, con sus hijas ya mayores, se encuentran en una nueva etapa creativa. Una etapa donde vuelven a hacer música desde la libertad, desde un espacio más tranquilo y maduro.Y reconocen, con una humildad luminosa, que lo que tienen es un regalo.

El mensaje que Angelika deja al mundo

Si hubiera que condensar su filosofía en una frase, sería esta:Poner más energía en la alegría que en la herida.

Angelika lo repite con suavidad, pero con contundencia: la vida está llena de oportunidades para reír, para agradecer, para mirar con ojos nuevos lo que siempre estuvo ahí.

Su música, esa mezcla de raíz mexicana, sensibilidad alemana y espíritu universal, es justamente eso: un recordatorio de que estamos tejidos unos con otros, y de que siempre es posible volver a empezar.

Mirabai Ceiba vuelve a México

En marzo del 2026, Angelika y Markus regresarán a México para ofrecer conciertos, retiros y encuentros que anunciarán en sus redes sociales. Será una oportunidad para escuchar en vivo “Téjete de nuevo”, una canción que no solo se canta: se atraviesa.

Viviana Hernández Bran

Viviana Hernández Bran

Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...

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