Miss Universo 2025: ¿cuántas renuncias van?, acusaciones y un certamen que intenta sostener su corona
La edición 2025 del concurso de belleza más mediático del planeta enfrenta una crisis inédita: participantes han renunciado, otras alzan la voz y la sombra del supuesto fraude se extiende sobre el resultado final

Miss Universo 2025 renuncias / instagram miss universo
¿Qué está pasando en Miss Universo 2025?
El certamen Miss Universo 2025 atraviesa una oleada de renuncias, denuncias y dudas sobre la legitimidad del concurso después de que candidatas de Costa de Marfil, Estonia y Noruega señalaran presuntas irregularidades, procesos opacos y favoritismos que habrían influido en la coronación de la representante de México, Fátima Bosch.
Un concurso resplandeciente, pero con grietas a la vista
Bangkok, vibrante como siempre, se preparó para recibir una gala que prometía brillo, lentejuelas y discursos memorables. Sin embargo, la conversación tomó un rumbo inesperado cuando Olivia Yacé, la figura marfileña que despertaba simpatías por su temple escénico, decidió abandonar su banda de Miss Universo África y Oceanía días después de quedar entre las cinco finalistas.
Lo hizo con una elegancia casi dolorosa. En un comunicado sobrio, la joven señaló que mantener el título contradecía sus convicciones éticas, un gesto que convirtió su renuncia en un acto político. Yacé habló de respeto, igualdad y dignidad, palabras que, pronunciadas en medio del torbellino, adquirieron un matiz más profundo.
Pero la renuncia no tardó en relacionarse con los señalamientos de Omar Harfouch, músico, empresario y juez que declinó participar en la final. Harfouch denunció un supuesto fraude dentro de la organización, asegurando que Bosch habría ganado gracias a maniobras internas y no al voto imparcial del jurado.
Las declaraciones que encendieron la mecha
El presidente del certamen, Raúl Rocha Cantú, intervino para justificar la imposibilidad de que Yacé obtuviera la corona principal, no por méritos, sino por logística: 175 países le requieren visa, lo que, según dijo, limitaría su capacidad de cumplir con el exigente itinerario de Miss Universo.
La declaración cayó como un jarro de agua fría. Para muchos, la explicación no solo sonó insuficiente, sino reveladora: ¿una reina pierde puntos por trámites y no por talento?
En medio de esta atmósfera caldeada, otra voz se sumó al coro: Brigitta Schaback, representante de Estonia, también presentó su renuncia. Su argumento fue contundente: la presión para defender a la organización frente al creciente escándalo iba en contra de su ética profesional.
Su mensaje conectó con una tercera figura: Leonora Lysglimt-Rødland, candidata de Noruega, quien afirmó en un directo de Instagram que el Top 10 estaba definido desde dos semanas antes de la final. “¿Para qué competir si todo está decidido?”, preguntó, dejando entre líneas un desconcierto compartido por varias participantes.
La polémica también alcanzó otras categorías
La controversia no se limitó a la gala principal. En la categoría digital “Persona Más Bella”, la concursante de Palestina, Nadeen Ayoub, afirmó que encabezaba la votación hasta minutos antes del cierre, cuando repentinamente Miss Tanzania sumó más de 16 mil votos en un intervalo de dos minutos.
Ayoub lo calificó de “estadísticamente imposible sin intervención interna”. Su denuncia, lejos de quedar en anécdota, alimentó la percepción de un sistema desequilibrado, donde las reglas pueden moverse según intereses ajenos al público.
El eco internacional y una organización bajo presión
Lo que parecía un incidente aislado terminó convirtiéndose en una conversación global. La renuncia de tres participantes, Yacé, Schaback y Lysglimt-Rødland, habría sido impensable en otras ediciones. El concurso, tradicionalmente blindado por la espectacularidad, enfrenta ahora su propio espejo: uno que no refleja brillo, sino fracturas.
Expertos en concursos internacionales señalan que, en un mundo donde las redes sociales dictan velocidad y memoria colectiva, cualquier señal de opacidad, favoritismo o falta de transparencia puede desmoronar años de prestigio.
¿Puede Miss Universo recuperar la confianza?
La organización no ha ofrecido una postura detallada sobre las acusaciones. Mientras tanto, la conversación sigue creciendo: ¿qué se espera hoy de un concurso que presume celebrar la excelencia femenina, la diversidad y la igualdad de oportunidades? ¿Sigue siendo un escenario de empoderamiento o un modelo anclado en viejas estructuras?
Lo cierto es que Miss Universo enfrenta uno de sus momentos más tensos. La corona está colocada, sí, pero la confianza sigue tambaleando.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


