¿Qué son las Bratzies? La nueva fiebre coleccionable que amenaza con destronar a los Labubu
Mini, nostálgicas y de edición limitada: las Bratzies irrumpen en el mercado del coleccionismo como el nuevo objeto de deseo que mezcla ternura, moda y memoria infantil

Bratzies / internet
Las Bratzies son una nueva colección de mini figuras inspiradas en las clásicas muñecas Bratz, diseñadas como charms o llaveros coleccionables. Llegaron recientemente al mercado internacional, se agotaron en su lanzamiento y ya son consideradas la posible sucesora de tendencias como Labubu, Sonny Angels y Ternurines. Actualmente existen seis modelos distintos, cada uno con un mameluco de color diferente, y su precio ronda los 24.99 dólares, aproximadamente 500 pesos mexicanos.
Hay juguetes que no envejecen: mutan, se reinventan, regresan convertidos en versiones comprimidas de sí mismos. Las Bratzies, una creación diminuta y encantadora que toma como punto de partida el universo fashionista de las Bratz originales, se han convertido en el nuevo objeto fetiche de quienes crecieron peinando a Yasmin, Jade o Cloe frente al espejo.
En un mercado saturado por pequeñas figuras de culto, donde los Labubu dominaban como reyes indiscutibles del “cute terror” y los Sonny Angels reinaban con su ingenuidad alada, las Bratzies irrumpieron como una respuesta inesperada: miniaturas que no apelan solo a la ternura, sino también a la nostalgia. Ese doble golpe emocional, recuerdo y estética, explica por qué su debut fue un rotundo sold out en cuestión de horas.
¿Qué son exactamente las Bratzies?
Las Bratzies no buscan reemplazar a nadie; buscan acompañar. Son pequeñas figuras con cuerpo de bebé, cabezas inspiradas en las muñecas Bratz y un mameluco acolchado que las convierte en un charm perfecto para colgar del bolso, del llavero o incluso del retrovisor. Son una cápsula portátil de estilo, un recordatorio de la infancia que cabe en la palma de la mano.
Hasta ahora, la colección está conformada por seis diseños distintos, cada uno vestido con un color diferente: rosa, blanco, negro, rojo y verde, además de una edición especial que algunos coleccionistas aseguran haber visto en preventas privadas. Todas comparten un trazo estético que mezcla dulzura y picardía, un rasgo clásico del universo Bratz.
Su precio se ha mantenido entorno a los 24.99 dólares, según portales de reventa y publicaciones de fans. Aunque no existen distribuidores confirmados en México, diversos grupos de coleccionistas han comenzado a rastrear llegadas en tiendas departamentales y plataformas de importación.
¿Por qué los juguetes coleccionables arrasan?
La fiebre por estas figuras no es una moda aislada. Forma parte de un fenómeno global donde miles de personas buscan refugio emocional en pequeñas criaturas de plástico. La necesidad de ternura, esa palabra que parece suave pero pesa toneladas, se ha convertido en una de las fuerzas más potentes del mercado.
Los juguetes coleccionables como Bratzies, Labubu o Sonny Angels funcionan como pequeñas pausas mentales en medio del vértigo cotidiano. Abrir la caja sorpresa, sentir ese momento entre la expectativa y la revelación, es un ritual que recuerda a la niñez: ese instante en el que lo simple bastaba para desatar una sonrisa.
No importa si tienes 15, 25 o 30 años; en un escritorio gris o en la esquina del coche, una figurita cute puede transformar el espacio. Le devuelve algo de suavidad al entorno, una especie de microrespiro emocional que se agradece en tiempos donde todo parece ir demasiado rápido.
Con información de Cultura Colectiva.

Viviana Hernández Bran
Licenciada en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón, UNAM. Creadora de contenido escrito y digital...


