Así fue la reacción de Shakira cuando le jalaron el cabello en pleno concierto

En su show en Montevideo, Shakira protagonizó un momento tan insólito como viral: una asistente, vencida por la euforia del concierto, alcanzó a tomar un mechón de su cabello mientras la artista se acercaba al público. La reacción de la cantante no solo evitó que el incidente escalara, sino que se convirtió en uno de los momentos más comentados de la noche.

Y es que la noche avanzaba con energía desbordante en el Estadio Centenario cuando la cantante, en plena interpretación de una de sus canciones más potentes, decidió acercarse a la valla para saludar a los fans que hacían vibrar el recinto.En ese instante, entre manos levantadas, móviles encendidos y gritos emocionados, una seguidora estiró el brazo y logró sujetar su melena.

El tirón fue evidente. la intérprete de "Monotonía" se llevó la mano al cabello en un acto reflejo y retrocedió apenas un paso. No hubo gritos, no hubo enojo. Lo que sí hubo fue una breve sonrisa, nerviosa, dulce y desconcertada a la vez, que quedó registrada por la cámara que la acompañaba en escena.

Lo sorprendente: nunca dejó de cantar.

La reacción de Shakira: profesionalismo y humor en vivo

El video, que corrió por redes sociales en cuestión de minutos, muestra a la cantante girando la cabeza con una mezcla de asombro e indulgencia, como quien entiende que la pasión a veces se desborda.No hubo regaño, no hubo tensión. Shakira decidió, literalmente, seguir adelante como si nada hubiese ocurrido.

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Esa compostura convirtió un posible tropiezo en un triunfo de profesionalismo. Muchos fans, al ver la escena, destacaron precisamente ese gesto: la capacidad de la colombiana de mantener la calma, el ritmo y la elegancia en un momento que habría desconcertado a cualquiera.

Pero no todo fue humor. Parte del público condenó la acción y recordó que el entusiasmo no debe convertirse en invasión física. Los debates sobre límites y respeto en los conciertos reaparecieron, especialmente en una era donde los artistas están cada vez más expuestos a contactos inesperados, desde objetos lanzados al escenario hasta empujones involuntarios al acercarse a la audiencia.