¿Deberías felicitar a tu "casi algo" a las 12:00 am de navidad y año nuevo o aplicar contacto cero?

Entre el impulso del brindis y la tentación del silencio absoluto, la medianoche se convierte en una prueba emocional para quienes habitan el terreno incierto del “casi”

Felicitar al casi algo / Maria Korneeva

La escena se repite con puntualidad suiza: el reloj se acerca a las 12:00 am, las copas chocan, el celular vibra y, entre mensajes familiares y stickers de renos, aparece la duda que nadie confiesa en voz alta: ¿le escribo o aplico contacto cero?

No es una pregunta menor. En Navidad y Año Nuevo, cuando todo parece pedir balances, cierres simbólicos y nuevas oportunidades, el casi algo reaparece como un fantasma emocional. No es pareja, pero tampoco es pasado. No se fue del todo, pero nunca se quedó. Y ahí está, justo cuando el año cambia.

Felicitar a un casi algo a medianoche no es un gesto inocente. No es solo un “felices fiestas”. Es, en realidad, una pequeña puerta entreabierta. Un recordatorio sutil de presencia. Una forma elegante, y a veces inconsciente, de decir: sigo aquí.

El riesgo está en lo que no se controla: la expectativa. Porque un mensaje enviado a las 12:00 am suele ir cargado de emoción, nostalgia y vino espumoso. Y la respuesta, si llega, puede no estar a la altura de lo imaginado. Un “gracias, igualmente” puede doler más que el silencio.

El contacto cero como acto de autocuidado

Aplicar contacto cero en fechas clave no es frialdad, es estrategia emocional. Es decidir no escribir desde la nostalgia ni desde el impulso. Es proteger el proceso propio cuando el vínculo nunca terminó de definirse.

El silencio, aunque incómodo, también comunica. Dice que algo cambió. Que ya no se está disponible para migajas emocionales. Que el cierre no siempre llega con explicaciones, sino con límites.

Entonces, ¿qué conviene hacer?

No hay una respuesta universal, pero sí una regla sencilla: si escribir te genera más ansiedad que ilusión, el mensaje no es buena idea.

Si felicitar implica esperar, revisar el celular cada cinco minutos o reabrir conversaciones pendientes, quizá el mejor regalo de fin de año sea el silencio. En cambio, si el vínculo es claro, honesto y sin deudas emocionales, un mensaje puede ser solo eso: un gesto amable.

El verdadero brindis es contigo

En tiempos donde los casi algo abundan y las relaciones se diluyen en ambigüedades, elegir qué hacer a las 12:00 am también es una forma de posicionarse. No frente al otro, sino frente a uno mismo.

A veces, el Año Nuevo no empieza con un mensaje enviado, sino con uno que decides no escribir. Y en ese silencio, aunque no suene festivo, también hay cierre, dignidad y un poco de paz.

Viviana Hernández Bran

Licenciada en Comunicación y Periodismo por la...