La casa de Up existe en la vida real y su dueña luchó contra un centro comercial para conservarla
Edith Macefield se negó a vender su casa a pesar de que le insistieron, de esa manera la conservó hasta que falleció
“Up, una aventura de altura” es una de las películas que más emociones genera al momento de ser vista, ya que la trama es simplemente espectacular, tanto así, que ha hecho llorar hasta aquellos que consideran que no son sensibles.
Detrás de esta maravillosa cinta, se encuentra una historia que ha conmovido a todo aquel que la conoce, pues es un claro ejemplo de que siempre se debe luchar por lo que se ama.
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Resulta que la popular casa que se puede ver en la película de “Up” si existe y fue propiedad de una mujer llamada Alice Macedield.
Se sabe que Alice compró dicha propiedad en 1952, ella vivía ahí con su hija Edith Macefield. Cabe señalar que la casa está ubicada (aún en la actualidad) en Washington, Estados Unidos.
Siguiendo con la historia, en pleno siglo XXI, Edith había tomado la decisión de seguir viviendo ahí, a pesar de que las constructoras que llegaban, poco a poco iban deshaciéndose de las casas de sus vecinos.
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A pesar de los múltiples intentos e incluso de que las constructoras le ofrecieran un millón de dólares, Edith se negó a vender su casa.
La casa, conocida como “la casa de Up” en Ballard, costó originalmente 3,750 dólares (algo así como 70 mil pesos). Las constructoras del centro comercial estaban confiadas de que obtendrían todas las casas del barrio, sobre todo después de que los vecinos de Edith aceptaron vender las suyas en aproximadamente 750 mil dólares cada una. No contaban con que la mujer de 84 años se negaría a abandonar el hogar que, años atrás, Alice Macefield compró para su familia.
De acuerdo con el Seattle Times, Edith Macefield tenía pocas piezas de arte en su casa y casi toda su decoración consistía en fotografías de ella y su madre. El hogar también albergaba pequeños souvenirs de su vida familiar: algunos cheques que recibió por la publicación de sus cuentos cortos, los papeles de divorcio de su madre y una libreta de autógrafos de estrellas de los años 30 y 40. Su madre murió en esa casa y, en una ocasión, a Edith la asaltaron a punta de pistola ahí mismo. Estaba llena de sus recuerdos.
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El encargado de la construcción del supermercado, Barry Martin, convivió tanto con ella que terminaron siendo buenos amigos. En 2008, Edith murió a la edad de 86 años y le dejó la casa a Martin como herencia.
Al final, Martin vendió el hogar de la familia Macefield cuando perdió su trabajo. En una entrevista con Strange Inheritance de Fox, él dijo que Edith le había dado su bendición para vender la casa antes de fallecer, y explicó el consejo que ella le dio: “Me dijo que aguantara hasta que obtuviera mi precio. La vendí por $310,000″.
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