Pac-Man World Re-Pac, el regreso triunfal del experto en combatir fantasmas

Reencontrándonos con la versión de 1999 con mejoras

Bandai Namco trae de vuelta al legendario Pac-Man a nuestras consolas de nueva generación con una remasterización del título que se publicó hace poco más de 20 años, Pac-Man World Re-Pac por lo que, aquí te contamos si vale la pena o no, meterse en un laberinto lleno de fantasmas.

¿Es un juego nuevo, una precuela o de qué se trata este título?

El videojuego que se lanzó para PlayStation 4 y 5, Xbox Series X/S, Nintendo Switch y PC es una remasterización del juego Pac-Man World lanzado en 1999 para la primer PlayStation, por lo que se trata del mismo título con uno que otro añadido y gráficos actualizados.

Sin embargo, aunque se trate del mismo juego, los desarrolladores implementaron cambios en la narrativa, controles y aspectos visuales que lo hacen más amigable y se disfruta igual o mejor que la versión original.

El título tiene la misma historia, en el que la familia de Pac-Man es secuestrada por los esbirros fantasmas del malvado Toc-Man, aquí nuestro héroe deberá rescatarlos completando diferentes niveles en múltiples zonas, mientras recolecta puntos, frutas y vence enemigos con sus habilidades.

La jugabilidad es exactamente igual que la anterior, donde deberás moverte por el escenario semi-abierto para recolectar objetos, derrotar enemigos y resolver acertijos, ya sea que utilices la aceleración, el lanzamiento de puntos de energía o el rebote de poder para lograrlo.

Un añadido interesante que nos gustó de Pac-Man World Re-Pac, es que en los “mini” laberintos que se presentan en todos los niveles, deberás comerte todos los puntos y esquivar a los fantasmas, al igual que en los títulos clásicos. La diferencia esta cuando consumes un punto de poder para combatir a los enemigos, ya que nuestro protagonista se convertirá en una enorme pelota súper poderosa que destruirá todo a su paso.

Durante todo el juego no será posible mover la cámara que nos sitúa a los costados de los niveles para que los podamos ver de frente, sin embargo, esto no afecta la jugabilidad, y es posible apreciar correctamente la profundidad de los escenarios para calcular los saltos y las habilidades de ataque.

Una característica positiva que notamos es que la dificultad del juego es de media a elevada dependiendo de la habilidad del jugador, si ya lo habías probado en 1999, aún encontrarás un reto. Pero no te desanimes, si lo que buscas es divertirte y quieres conocer a Pac-Man sin estresarte, el título cuenta con un Modo Fácil que se puede habilitar en cualquier momento desde el menú de pausa; el cual hace que, cuando te vayas a caer en un salto o un ataque recibido del enemigo, el personaje flotará unos segundos en el aire para que tengas tiempo de moverlo y aterrizar en un sitio seguro.

Nuestro amigo amarillo de vuelta a las consolas de nueva generación

El apartado visual de Pac-Man World Re-Pac es bueno, cumpliendo con ilustrar en HD el dibujado de los niveles que ya conocíamos, pero con más vida, elementos moviéndose de fondo y un mejor diseño de los personajes y enemigos.

Por otro lado, las pistas musicales son las mismas que encontramos en el juego de 1999, pero con un lavado de cara para presentarlas más refinadas y con mejor calidad auditiva, por lo que la nostalgia estará presente todo el tiempo en forma de música.

Adicional, la versión de PlayStation 5 permite tener una vibración háptica en el DualSense que funciona medianamente bien, sin llegar a ofrecer detalles precisos como lo hace AstroBot o Deathloop. Sin embargo, el gatillo derecho sí opondrá resistencia cada que vayas a lanzar un punto de poder con Pac-Man, por lo que este añadido es positivo, aunque solo sea del botón R2.

Conclusión

Pac-Man World Re-Pac vale la pena gracias a que es un juego divertido para todos y visualmente adecuado, que disfrutarán tanto los que ya conocían la versión anterior, como para quienes desean estar con la simpática bola amarilla. Sin embargo, no ofrece contenido nuevo que sea relevante o gráficos espectaculares.

Por Marcos Rabía

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