Lo siento God of War Ragnarok eres hermoso, pero Elden Ring es el GOTY

El juego de Hidetaka Miyazaki ha marcado un antes y un después

Pareciera que queremos hacer polémica con el titular de este artículo o que simplemente nos quisiéramos montar en un debate sin sentido, pues al final del día, en los videojuegos como en cualquier expresión artística y humana los gustos se rompen en géneros. Sin embargo, este análisis tiene un fin un poco más profundo, pues para quienes jugamos y disfrutamos ambos juegos, el debate de cuál de ellos merece el premio a mejor juego del año es uno complejo, que vale la pena pensar, pero que al final lo terminará ganando Elden Ring, eso es, si realmente queremos calificar al juego por su totalidad y no solo por un elemento.

Primero quitemos dudas de en medio God of War Ragnarök es un monstruo de juego. Este representa todo lo bueno de la industria de los juegos de video, es más deja en claro el potencial que tiene el sector para seguir contando historias tan entretenidas y emotivas que cualquier productor de TV se moriría por tener en sus manos, ¿sí o no HBO? Desde el opening del juego, la primera batalla con Thor hasta los créditos, lo que ha hecho Santa Monica una vez más, es literal una obra de arte interactiva, en la que el jugador tiene la oportunidad de vivir de cerca el desenlace de la historia de Kratos y de paso conocer una faceta de este más humana, cercana y sensible. Algo que solo es posible gracias a la increíble actuación de Christopher Judge y a un guion con una narrativa poderosa. Una que te acompaña en todo momento. Aún no puedo sacar de mi cabeza la frase de Kratos Death can have me when it earns me (La muerte puede tenerme cuando me gana). Una frase que no sucede como parte de una secuencia cinematográfica, sino que forma parte del diálogo muchas veces de relleno que los personajes ejecutan cuándo van de un lado a otro. Y aun así, el nivel de cuidado que ha puesto el equipo de Santa Monica en ese tipo de diálogos es el claro reflejo de que GoWR en historia y narrativa no tiene a nadie que le compita.

Por el contrario, Elden Ring es un juego que para muchos (en especial aquellos no dispuestos a involucrarse) no tiene historia, no tiene diálogos memorables, ni actuaciones dignas de cualquier cinta cinematográfica, pero Elden es otro tipo de juego, lo que ha logrado Hidetaka Miyazaki con este es la culminación y transformación de un género, que él mismo y su equipo de From Software crearon. Hoy la industria de los videojuegos está plagada de juegos tipo “Souls-Like”, ya sea porque toman el concepto de las almas y el castigo en la muerte, por el modo de combate o por la elevada dificultad y frustración que tiene el mismo. Elden Ring es la clase que Miyazaki y todo el equipo de From Software le está dando a la industria, que en los últimos cinco años se la ha vivido en un intento constante por copiar la fórmula, de hacia dónde avanzar el futuro de este tipo de videojuego. Elden Ring es GOTY porque más allá de que es un gran juego por su gameplay, el mundo abierto, las increíbles pero muy frustrantes batallas y su universo vasto y rico, es un videojuego que otorga una libertad al jugador como pocos. Basta ver los millones de videos que jugadores del mundo entero han cargado a plataformas como Youtube o TikTok en la que es posible apreciar movimientos, modos de juego y combates que ni siquiera sabíamos que eran posibles. Elden Ring es un juego que bajo esa libertad le dice al jugador “ve y explora”, “Ve y pierde el tiempo”, “Ve sin un destino claro y descubre por ti mismo”. Esa libertad, que si bien no puede gustar a muchos jugadores que necesitan explicaciones y marcadores para entender qué hacer después, es enriquecedora en un momento en el que muchos desarrolladores apuestan por aventuras lineales o mundos abiertos atascados de misiones repetitivas a la N potencia. Aquí no, en Elden Ring la decisión está en el jugador y en su habilidad. Y sí, es un juego difícil y es un juego frustrante, pero no es un juego imposible. Miyazaki no hace juegos imposibles de acabar, hace juegos que obligan al jugador a entender y leer los patrones de combate para realmente volverse experto de una clase para poder avanzar.

En efecto, Elden Ring no le gana a God of War en guion, narrativa, actuaciones y gráficos, está muy por detrás de lo que Kratos tiene que ofrecer, pero al igual que con sus predecesores como Dark Souls y Bloodborne, que incluso años después de su salida, siguen contando con comunidades masivas de jugadores que no han parado de grindear, subir de nivel o de encontrar nuevas de formas aprender del juego o crear nuevos pedazos del lore y la historia, tiene un halo de permanencia que ha marcado y seguirá marcando a una generación de gamers alrededor del mundo, que regresaran o quizá que nunca se han ido del juego y lo seguirán explorando y acabando una y otra vez, por el simple hecho de que pueden y quieren.

Elden Ring es GOTY porque, aunque tiene puntos flacos como videojuego, como obra intelectual interactiva, es una que ya marcó a una generación de desarrolladores, que en los próximos años buscarán incansablemente la manera de producir, inspirarse o de plano copiar elementos del juego para sus propias creaciones.

Así pues, aunque God of War Ragnarök es un juego que sin duda marcará 2022, Elden Ring es una obra que marcó a la industria entera y que su impacto lo seguiremos viendo durante muchos años, le duela a quien le duela.

Por Carlos Fernández de Lara

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