Clash: Artifacts of Chaos ¿un pseudo God of War?

Un juego que sorprende en todos los sentidos

No es ningún secreto que los juegos indie llegan a darnos muchas sorpresas, algunas buenas, otras malas y a veces son una mezcla de todo un poco. Clash: Artifacts of Chaos es este último ejemplo, no es malo, pero tampoco es un videojuego revelación, sin embargo, tiene detalles que lo hacen llamativo.

Combate y juegos de azar

La trama de esta entrega es simple, los eventos que atestiguas se llevan a cabo en Zenozoik, el mismo mundo fantasía de Zeno Clash y Zeno Clash 2. Aquí el protagonista es un sujeto (o criatura) llamado Pseudo, que al parecer domina artes marciales gracias a las enseñanzas de su maestro y es gracias a ellas que logras sobrevivir en un mundo hostil. Una vez pasado el tutorial y eliminados los primeros enemigos, eres testigo de una triste escena donde te conviertes en algo así como el guardaespaldas de “el Chico”, una pequeña criatura con poderes curativos deseada por la tirana Géminis y sus secuaces.

Aunque la trama no es mala, tampoco es algo profundo, hay diálogos, algunas escenas que pueden ser conmovedoras y listo, nada que te haga generar un lazo emocional con los personajes.

El juego está divido en dos partes, exploración y combate. En algunos medios han llegado a comprar este videojuego con God of War (PS4) y es que, se supone que su protagonista hace una suerte de parodia de Kratos, al mismo que la exploración y acertijos tratan de emular el título de Santa Monica Studios. Si bien hay algunas similitudes, lo cierto es que son pocas y nada trascendentales.

La parte de la aventura te permite explorar el mundo en busca de ítems como tesoros o ingredientes para crear pociones que te ayuden en el combate. Al inicio los niveles no son complejos, pero conforme avanzas, el pobre diseño de los mismos hace que te confundas con facilidad y puede llegar a frustrar.

Hay otra parte que tampoco logramos entender y el estudio no se tomo la molestia en explicarlo. De día, eres Pseudo el maestro del combate que puede enfrentar a todos los enemigos, pero al morir (o descansar), eres Pseudo, un muñequito de madera que puede explorar áreas nuevas pero tiene cero fuerza para pelear.

Debes tener esto en mente todo el tiempo ya que habrá momentos en los que, para poder avanzar, tienes que acceder a lugares que de día no puedes ver.

La segunda parte de la exploración es la que involucra el combate que también está dividida en dos, pero ahora explicamos eso.

El combate puede ser en tercera persona, con golpes sencillos, combos y hasta parry para defenderte de tus enemigos. Cabe mencionar que aquí tendrás que aprender a moverte para evitar sufrir daño o que te rodeen y te den una paliza.

Cuando llenas tu barra de “especial” puedes entrar en perspectiva de primera persona para comenzar a golpear a los enemigos con toda tu furia; ciertamente es un elemento sorpresivo que hace que de pronto las peleas sean más interesantes, aunque tampoco es algo que mejore considerablemente el juego.

Hay ciertos enemigos con los que interactúas que llevan consigo un artefacto. Este ofrece ventajas para la persona que lo logra activar antes de cada combate y para poder hacerlo, antes de entrar de lleno a la pelea física, primero pasan a la violencia verbal en algo parecido a un juego de azar con dados. El personaje (tú o el oponente) que tenga la puntuación más alta, es el que tendrá a su favor esta ventaja durante la pelea.

Conclusión

La idea detrás de Clash: Artifacts of Chaos no es mala, pero el estudio se olvidó de algunas reglas básicas en el diseño, por ejemplo: visualmente, los niveles tienen que ayudarte a encontrar la salida (y no asumir que todos ya jugaron el juego), la idea de un mapa es que te ayude a orientarte, más no lo contrario, por otro lado, el menú debe ser simple de entender. Aunque por momentos el combate se vuelve interesante y la dirección de arte es buena, la idea de explorar día y noche le da cierto encanto, aunque pudo ser más amigable pensando sobre todo en el jugador casual.

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